Estática.

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¡Hola, gente! Lamento la demora, pero es que me fui unos días a visitar la casa de Jace en la playa. Ya saben, en busca de algo de inspiración xDD Bueno, fuera de bromas, me fui de vacaciones unos días el hecho de que fuese la playa es mera coincindencia. En fin, les dejo un cap más largo y lleno de ¿gente? xDDD para que disfruten. Espero les guste y gracias por leer.  

Capítulo VIII: Estática.

No estoy muy segura de qué pasó durante los veinte minutos de viaje, pero al abrir los ojos—tras el llamado poco paciente de Lucas—me encontré de cara con un hermoso hotel. Un hotel que recorríamos a la carrera, mientras mi así llamado novio me tironeaba tratando de alejarme de su madre y hermana. Ellas no parecían notar su urgencia o simplemente les daba igual; para cuando atravesamos la puerta de nuestra habitación—pos abrazos de despedida demasiados estrechos—Lucas parecía apunto de perder su último nervio. Cerró la puerta dejándose caer contra ella, soltando los bolsos a la par con un sonoro suspiro de acompañamiento. Algo que no tenía nada que ver con el esfuerzo.

—Se sabe que va a ser difícil, pero nunca se está lo suficientemente preparado.

Fruncí el ceño al oírlo decir aquello y me giré en redondo para admirar la habitación en la que deberíamos pasar los siguientes días. Era, uf, era como dos departamentos míos, dos y medio si tengo que ser honesta. Dos y medio, tras haber sido renovado por Stream makeover, si tengo que ser absolutamente honesta.

—Son agradables—Le espeté sin mirarlo, aún ensimismada en los detalles de nuestra lujosa habitación. ¡Joder! ¿Eso era un mini-bar?

—Has pasado sólo media hora con ellas, veamos qué piensas el domingo—Él en verdad tenía una cuestión con su familia, pero al mismo tiempo estaba dispuesto a engañarlos para que no se preocuparan.  

No lo comprendía, y de alguna forma me fastidiaba que hablara de ese modo. Sí, tal vez ella eran bastante efusivas, pero esa era su forma de mostrar su afecto por él. No pude evitar preguntarme cuándo había sido la última vez que alguien había mostrado ese interés en mí. No, sin duda no podía recordarlo.

Sacudí la cabeza apartando esos pensamientos. Estaba en Portland, en un hotel de súper lujo, con un mini-bar indefenso y con un cansancio que podría competir contra el mejor maratonista. Oh, sí, yo tenía muy claro lo que necesitaba.

—Cama…—mascullé enredándome en mis zapatos, hasta que logré liberar mis pies. Luego tendría una sesión privada con las pequeñas botellitas de cortesía del hotel, siempre y cuando Lucas no me obligara a seguir los mandatos de su lista puertas adentro.

—Yo voy a tomar una ducha. —Me volteé para verlo perdiéndose en lo que aparentaba ser el cuarto de baños, sin ni siquiera darme tiempo de registrar sus palabras. Me encogí de hombros, ignorándolo de un modo que estaba comenzando a ser cada vez más útil alrededor de él.

Tenía que investigar el lugar, lo sabía, pero el cansancio tiraba de mí vergonzosamente. Los Red Bull robados finalmente habían perdido su efecto sobre mis actos y mi cuerpo comenzaba a demandar un tiempo fuera tras la inesperada—pero entretenida—noche de retos.

Llegué a la cama tipo King y me hundí en ella, haciendo caso omiso de mi ropa de niña buena, ignorando al hombre desnudo que se duchaba a una pared de distancia, olvidándome que estaba allí para mentirle a un grupo de amables personas y que por sobre todo, no había visto ningún otro sitio donde Lucas pudiese descansar. Por el momento, seríamos la cama y yo, y el resto llegaría después.

                                                             ***

Lista de la Novia Perfecta. (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora