Allí estaba ella, su cabello marrón se movía al compás del viento, se encontraba sentando en un banco con una pequeña cuerda en sus manos.
- La rama aguantara...- susurra segura haciendo un nudo en la cuerda dejando un espacio por el que pueda meter su cuello.
La chica se prepara atando la cuerda a la rama, sin duda alguna, pensaba en poner punto final a su vida en ese momento...
- Allá voy...- susurra poniendo la cuerda en su cuello para después saltar del banco.
La castaña se quedó quieta esperando a que su momento llegará, pero había algo que había calculado mal... Sus pies tocaban perfectamente el suelo, al parecer, o la cuerda o era muy larga o la rama estaba a una altura muy baja.
- Otro intento fallido...- susurra quitando la cuerda de su cuello.
- ¿No crees que la vida es demasiado maravillosa como para suicidarte?- los ojos azules de la chica se dirigen al pelinegro que se encontraba delante de ella.
- Que te den Luffy.- le responde seria para luego alejarse.
Una pequeña risa se escapa de los labios del chico del sombrero de paja y cuando la chica ya ha desaparecido de su vista saca la verdadera cuerda que ella iba a usar, era bastante más corta que la otra, si la hubiera usado sin duda abría acabado con su vida ese mismo día.
- La vida es hermosa...- susurra con una sonrisa para después tirar la cuerda a un contenedor cercano.
