clueless ; destiel

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Sam Winchester suspiró molesto cuando vio a su hermano mayor subirse al auto de ese chico llamado Benny. Su hermano estaba fuera de control luego de que Castiel rompió su corazón y Sammy sabía que si acercaba lo único que conseguiría sería una contestación negativa o peor, un ojo negro. Dean a veces era bastante agresivo y odiaba que se metieran en sus cosas.

Sam sabía que tenía que hablar con Cas pero este tambien lo estaba evitando.

El chico paso una mano por su cabello y comenzó a caminar a su casa.

–¡Sam! – el chico paro su caminata para darse vuelta y encontrarse con uno de sus compañeros de clase de economía, con el cual tenía que hacer un trabajo en pareja para la semana siguiente.

–Hey Gabe. – el rubio llego trotando a su lado y le regalo a Sam una de sus mas lindas sonrisas haciendo que el más alto, mucho más alto, se sintiera un poco nervioso.

–Quería preguntarte cuando podemos hacer el trabajo, umh saliste de la clase como un rayo y no te alcancé.

Sam lo miro avergonzado, el había corrido a buscar a Cas ni bien el timbre había sonado y se había olvidado del chico y el trabajo. – Uhm si, respecto a eso, lo siento. Tenía que buscar a alguien.

Gabriel volvió a sonreír y comenzó a caminar en dirección a casa de Sam, el más alto lo miro confundido. – No pasa nada.

–¿Vives por allá? – preguntó Sam curioso. El más bajo lo miro con ojos brillando de algo que Sam no pudo identificar.

–No, pero tengo ganas de ir a visitar a mi abuela. No la veo hace unas semanas, de seguro me extraña. – Gabriel sonrió con confianza y miro de reojo al gran chico que tenía a su derecha, la verdad es que había ido a visitar a su abuela hace dos días pero quería caminar con Sam ya que le parecía un chico muy interesante y guapo.

Gabe se preguntó si el chico era heterosexual o no, ya que nunca lo había visto con salir con una chica y Gabriel veía mucho a Sam.

Castiel suspiro aliviado cuando logró escaparse de Sam una vez más, el chico alto no había parado de buscarlo en todo el día y el tenia un poco de miedo de lo que podría decirle o hacerle, ya que (según Meg) él le había roto el corazón a su hermano.

–Esto ya no es divertido, Castiel. – dijo Meg a su lado. – Lo fue al principio pero ahora ya aburre y molesta. Simplemente deberías afrontarlo. Habla con él.

Castiel la miro, Meg tenía una expresión cansada e irritada. – ¿Con Sam? No, él va a matarme. – preguntó haciéndose el desentendido. La castaña gruño.

–Hablo de Dean, idiota. – la chica lo golpeó en el brazo, molesta. – Afróntalo. Si crees que no sientes lo mismo, díselo. Pero no pierdas una amistad como la él por ser un cobarde.

–¿Una amistad? – Cas la miro. – Él ha estado enamorado de mi desde no sé cuando, Meg. Yo no se... No creo que nosotros volvamos a funcionar juntos.

–Al menos inténtalo. No pierdes nada con internarlo Cas.

Dean salió de la casa de Benny con una sonrisa de satisfacción, había tenido una tarde muy productiva. Pero aún así no dejaba de pensar en cierto chico de ojos azules y cabellera castaña.

Benny vivía a solo dos cuadras de su casa y por eso siempre volvía caminando. Más bien el caminaba para aclarar un poco su mente.

Él amaba a Castiel, no tenia duda de eso. También sabía que no tenía más que interés sexual en Benny y tal vez, entablar una amistad.

El corazón del rubio se apretó un poco en su pecho al recordar lo sucedido semanas atrás. El rechazo de Castiel era algo que no podía sacarse de la cabeza. Siempre estaba ahí, cuando el estaba pasándola bien o tratando de olvidarlo, volvía y lo golpeaba con fuerza.

Tampoco ayudaba la forma en la que Cas lo evitaba sin disimulo. Como se escabullía cuando estaban en el mismo pasillo o como se iba a la otra punta del aula cuando compartían clases.

Pero Dean sabía disimular muy bien el dolor que le causaba su constante rechazo. Él era todo un actor cuando se trataba de fingir que todo iba bien, cuando quería mandar todo a la mierda él simplemente ponía una de esas bonitas y arrogantes sonrisas que hacían que todas las chicas, y algunos chicos, suspiraran como tontos enamorados.

Nadie lo había preparado para llegar a su casa y encontrarse con su mejor amigo sentado en el porche con la cabeza gacha.

Nadie lo había preparado para lo que sucedió después.

notta toda una dramatica mi vieja yo