Confusiones

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- Harry, ¿no tienes hambre? - preguntó una chica de curvas bien definidas, ojos mieles y un largo cabello de color rojo y marrón luchando por decidirse entre uno quedando en un intermedio. La chica tenía un libro en sus manos y leía mientras comía en el Gran Comedor. Había dejado de lado toda su atención en el libro para centrarla en su amigo de la izquierda.

- Lo siento, Mione, pero me siento como si estuviese antes de un examen de Pociones o un partido de Quidditch contra Slytherin - respondió un chico de cabellos revoltosos de color negro y ojos verde esmeralda. El amigo de la nombrada "Mione".

- ¿Por qué estás tan nervioso, amigo? - preguntó con una mirada azul celeste cargada de curiosidad el chico pelirrojo sentado a su izquierda.

- Ron, no lo sé, solo sé que lo estoy - dijo con obviedad el pelinegro.

- No le atosigues, Ron, así será peor - mencionó la ojimarrón.

- Hermione, sabes que no sé qué significa esa palabra tan extraña - reclamó el pelirrojo.

Y, a lo normal, como si siempre estuvo allí, un hoyo negro apareció a los pies de el-niño-que-vivió cuando éste se levantó hacia la Sala Común de Gryffindor a descansar después de ese largo pero tranquilo día, y el hoyo se lo tragó y luego desapareció.

Todos los Gryffindor ahogaron un grito. Algunos de los Huffelpuff gritaron pero la mayoría solo se levantó para intentar ver mejor. Los Ravenclaw iniciaron un debate interno para intentar comprender la procedencia y cualidades del hoyo negro. Y, como serpientes que son, los Slytherin siguieron inexpresivos comiendo su cena del día viendo tranquilamente el espectáculo, algunos con una pequeña sonrisa en su rostro, incluyendo a un rubio en específico.

El ahora dueto de oro estaba por arrancarse los cabellos, pero otro hoyo negro les interrumpió la dolorosa acción.

Esta vez el hoyo apareció cerca de la mesa de Slytherin, del techo, y de él salió un pelinegro gritando "¡AAAHHHG!" en su caída hacia el suelo.

Antes de poder destrozar cada uno de sus huesos en la caída del techo al suelo el pelinegro invocó una cama elástica y rebotó en ella para finalmente caer en el suelo, aunque, por suerte, no cayó con la suficiente fuerza como para romperse algo.

Al levantarse el chico se notaba bastante molesto.

- ¡¡Como encuentre al que me ha tirado desde el techo más le vale ser rápido porque no sale de esta vivo!! ¡¡VAIS A EXTRAÑAR A VOLDEMORT, CABRONES!! - bien, por si no lo habéis notado ya, el chico estaba bastante cabreado. Nadie hablaba. Algunos porque la palabra "cabrones" la había dicho en parcel. Otros porque, cuando se había levantado, notaron que el pelinegro llevaba el uniforme de Slytherin, pero, eso no era lo raro, si no que tenía un gran parecido con el famoso rey de Gryffindor, Harry Potter, pero este era más alto, no llevaba gafas, y, además, la mayoría (por no decir todos) jamás habían visto al Gryffindor gritando, o, si quiera, molesto.

- ¿Harry? - preguntó el pelirrojo Ronald.

- ¿Qué coño quieres, Weasley? - dijo frunciendo aún más el ceño -. Ah, no, déjame adivinar... Mmm... ¿Fuiste tú el que me tiró del techo? La verdad es que me lo esperaría, no sería novedad ¿A que no, eh, pobretón?

Sobra decir que todo el mundo estaba muy sorprendido. Nadie osaba abrir la boca. También sobra decir que los Slytherin tenían una sonrisa indescriptible en sus aristocráticos rostros.

- Me sorprende que insultes a tu propio "mejor amigo", Potter - se burló un rubio ojigris de ropajes Slytherin.

El pelinegro miró intensamente a Draco Malfoy.

- Primero, ¿cómo puedes decir que ese intento de mago mediocre - comenzó a hablar el pelinegro - sea mi mejor amigo? y, todavía más sorprendente, ¿decirlo con tanta naturalidad? Segundo, ¿cuántas veces te he dicho que no me llames "Potter", Draco?

- Bueno, si prefieres que te llame cara rajada, por mi no hay problema - declaró el rubio. Harry entrecerró los ojos mirando fijamente a Draco, que empezaba a ponerse nervioso ante tanto escrutinio. Harry comenzó a caminar lentamente hacia el rubio, poniéndolo, si cabe, más nervioso.

Cuando ya estuvo a menos de un centímetro de Draco se detuvo, sus narices se rozaban, y sus labios estaban más cerca de lo que deberían. Y habló:

- Tal vez si intento convencerte como la última vez comprendas que me gusta más cómo mi nombre "Harry" sale de tus labios.

El rubio abrió sus ojos como platos, no se esperaba esa cercanía y menos todavía esa contestación.

Iba a abrir la boca pero alguien se le adelantó.

- ¿Harry? - era Luna, una chica de Revenclaw a la que muchos creían loca.

- ¿Sí, cariño, qué sucede? - respondió el pelinegro ahora alto separándose del ahora más bajo.

- ¿Cuántos años tienes? - qué estúpida pregunta, se dijo la mayoría, incluyendo al questionado, pero la respuesta dejó a todos anonadados.

- Diecisiete, obviamente - todo quedó en silencio otra vez. Hasta que Dumbledore de acercó al causante de tantos miniinfartos.

The child who lived to be swallowed by a pit (Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora