Un segundo, un minuto, el tiempo solo corría alrededor, pero para ellas el tiempo había dejado de existir. La cosa es que el tiempo no se detiene, y la vida continúa, por más cómodas que estuvieran ese momento.
- ¡Quinn! -gritaba alguien desde la sala.
A regañadientes se separó de Rachel, sin dejar de verla a los ojos y sonriéndole. Fue ahí cuando todo tipo de remordimientos golpearon a Quinn. Había actuado por impulso. El ver a Rachel ahí la había tentado, ¿se arrepentía? No. Claro que no lo hacía, y eso la hacía sentir peor.
- ¡Lucy Quinn Fabray! -gritaba la misma voz de nuevo.
Suspiró pesadamente, sin dejar de ver a Rachel quien estaba con una mirada interrogante y feliz, tan feliz que tanta felicidad no cabía en su pequeño cuerpo y necesita ser liberada urgentemente de alguna manera: quería gritar, saltar, correr, cantar.
Quinn acarició su mejilla y le dio un beso en la frente antes de salir.
- ¿Qué demonios quieres, Santana? -preguntaba una muy enojada Quinn, llegando a la altura de la latina.
-Estas niñitas no saben perder y quieren que sigas jugando tú -respondió sonriéndole a Brittany.
-Tú eres la niñita que no sabe perder -se defendió Puck-. Debería darte vergüenza.
-Creo que es mejor que nos vayamos -dijo Quinn antes de que Santana se fuera contra Puck.
-Pueden quedarse un rato más -dijo Rachel al salir de la cocina.
-Gracias -dijo Santana sonriendo falsamente-. Pero ya hemos pasado demasiado tiempo contigo y no creo soportarte más.
- ¡Santana! -la mirada que Brittany le estaba dando le daba un poco de miedo.
Santana resopló frustrada.
-Gracias, Berry. Pasamos muy buena tarde con ustedes, aún así ya es hora de irnos -dijo forzadamente.
Sí quería conquistar a Brittany tenía que intentar llevarse bien con Rachel, por mucho que odiara la idea.
-Nos vemos mañana, Rachel -Quinn llegaba a despedirse de la morena.
-Claro, Quinn -besaba rápidamente su mejilla.
-Rachel -susurró Quinn-, me gustaría hablar contigo, en privado. Mañana-dijo al ver como Rachel estaba por llevarla lejos de ahí-. ¿Puedo pasar por ti?
-Sí, no hay problema.
-Perfecto -sonrió.
- ¡Vámonos, Fabray! -decía desesperada Santana, quien ya estaba en la puerta, más afuera que adentro.
Con la partida de Quinn y Santana, Brittany le pidió a Rachel hablar con ella mientras los chicos siguieron jugando como si nada pasara.
-Quinn te besó -Brittany comentó con gran emoción.
- Bueno, se podría decir...
-Casi salto de la felicidad cuando las vi -dijo feliz-. Quinnie por fin está actuando, como Sanny.
-Bueno, como Quinn ya terminó con Finn y me ha besado. Y Santana ya se te ha declarado, creo que ya podemos dejar de fingir.
- ¡No! -Exclamó Brittany-. Las dos ya están actuando, pero todavía les falta, aún no están preparadas -dijo segura-. Sanny y Quinnie se pondrán muy felices cuando terminemos, lo sé. Y también sé que ninguna de las dos va a ser capaz de pasearse por los pasillos así como nosotras.
- ¿Entonces, qué hacemos? Por lo que dices todo lo que hemos hecho no ha servido de nada -comentó Rachel.
Ella pensaba que las otras chicas ya estaban listas.