Qué cosa era más difícil... ¿fingir un noviazgo o fingir terminar algo que nunca fue? Brittany tenía esa duda. El día que vio a Rachel babeando por su capitana supo que tenía que hacer algo por ella, para ese entonces no eran amigas y aún así sentía la imperiosa necesidad de ayudarla. ¿Se arrepentía? Por supuesto que no, a pesar de todo ella creía que aquella había sido una de sus mejores ideas, claro, después de aquella vez que decidió espiar a Lord Tubbington a través de la cámara que dejó estratégicamente colocada encima de su clóset. Y no sólo ayudó a su ahora amiga, sino que también se ayudo a ella misma, gracias a todo aquello comprendió que en las cosas del amor a veces se hacen tonterías y también se cometen errores. Su primer error fue no ser del todo sincera con Santana, por miedo a no ser correspondida, por inseguridad, y miles de cosas más, sí tan sólo le hubiese dicho a Santana lo que sentía por ella, tal vez, sólo tal vez, las cosas fuesen diferentes. Otro error fue decirle que hacía una hermosa pareja con Sam, cuando en su interior pensaba que no iban para nada, que ella era la pareja perfecta para aquella latina.
Y quizá, ahora podría agregar un error más: el no saber terminar a tiempo su falsa relación con Rachel. Ahora su latina había desaparecido, ¿acaso Santana no estaba dispuesta a luchar por ella? ¿Había ido demasiado lejos con sus planes? ¿Volvería a ella?
- ¿En qué piensas? -preguntó Rachel.
-Santana -dijo sin pensarlo-. Siempre en Santana.
-Britt...
-Tenemos que terminar esto -dijo Brittany-, mañana se cumplen los cinco días.
- ¿Estás segura? -quiso cerciorarse de la decisión tomada.
-Muy segura -respondió mientras contenía un suspiro-. No quiero perder a San.
-No la has perdido -animó a su amiga-, ni la perderás.
-No me arrepiento Rachie, lo que hicimos fue lo mejor y aún así creo que lo mío con Sanny tal vez no era como el destino quería que fuera.
-Lo repito nuevamente... no la has perdido, ni la perderás -dijo Rachel tranquilamente-. Santana sólo quiso tomarse unos días para pensar en todo.
- ¿Cómo estás tan segura? -preguntó la rubia con algo de incredulidad.
-Supongo que el haber visto a Santana en el parque todos estos días -dijo como si nada.
-Rachie... -se quejó Brittany-eso debiste decírmelo antes -no podía creer que Rachel hubiese omitido tal información-. Pero, espera... -cayó en la cuenta de algo-, yo voy todos los días al parque.
-Santana va al parque norte y tú vas al parque sur -le recordó ese pequeño detalle-. Y entonces... ¿por qué terminamos?
¡Buena pregunta! Pensó Brittany.
El día que Santana llegó a su casa diciendo que el amor no era para ella, sus padres le dijeron que aún era muy pequeña para asegurar tal cosa y que no había persona en el mundo que no era merecedora de aquel sentimiento, ella sólo asintió y subió a su habitación con el mismo pensamiento cruzando por su cabeza.
No fue hasta que conoció a Brittany, aquella rubia con una personalidad bastante peculiar y una sonrisa de ensueño la había cautivado desde un principio.
Hoy en día, se alegraba de tener otra perspectiva sobre el amor. En ese preciso momento Santana podía asegurar que Brittany era el amor de su vida, quizás la gente pensaría que aún era muy joven para decirlo con tanta seguridad, pero ella sabía que sin importar cuanto tiempo pasara, ese sentimiento seguiría ahí.
Otra cosa de la que Santana estaba segura, era de su idiotez, sí, idiotez. ¿Por qué? Simplemente por el hecho de que su cobardía había logrado que Brittany se fuera alejando de ella, hasta el grado de cambiarla por Rachel.
