Una locura. Eso era lo único que podía pensar Rachel de toda esa situación donde se había metido. Algo en el fondo, pero muy en el fondo le decía que aquello iba a terminar de la peor manera. Y se preguntaba: ¿qué tendrá Brittany que nadie le puede negar nada? Claro que no lo sabía, pero ella misma había caído en los encantos ocultos de la rubia. Y a partir de ese día, estaba segura de que jamás le podría negar nada.
Tal vez era su inocencia, y su personalidad tan única la que hacia que dejaras de pensar y aceptaras inmediatamente. O quizá, Rachel tampoco quiso pensarlo tanto, ¿qué más podría perder? No era popular, no era amiga de Quinn. Estaba segura de que en caso de que el plan llegase a fallar, su vida iba a seguir exactamente igual.
Y ahí estaba, en el centro comercial.
-Jamás me pondré eso -declaró Rachel-. Es muy corto.
Brittany la miró incrédula, ¿en serio estaba diciendo eso?
-Rachie, tu falda es mucho más corta que esto -señalaba su falda y el short de jean que tenía en la mano.
-Está bien -agarró la prenda y volvió a cerrar la puerta del probador.
Habían visto más de cinco tiendas, donde habían salido con varias bolsas como para no repetir atuendo en mínimo dos años. Sí, tenía que admitir que le gustaban todas las prendas, Brittany era como una gurú de la moda. Tal vez lo único que le llegaba a preocupar era el hecho de que había gastado bastante dinero como para recibir esa misma noche una llamada de sus padres y, solo por el simple hecho de que ella nunca antes había gastado tanto dinero en ropa. Sus faldas y suéteres de rombos equivalían a las tres blusas y un par de jeans que acababa de comprar.
- ¿Cómo me veo? -preguntó al salir, recibiendo más de una mirada.
-Caliente -respondió con una gran sonrisa-, y no soy la única que lo piensa -susurró al ver como una de las empleadas la veía con lascivia.
-Ah -fue lo único que pudo decir. La chica al parecer había oído el comentario de la rubia y rápidamente trato de disimular doblando algunas prendas-. Voy... voy a probarme esto -dijo sonrojada y cerrando nuevamente la puerta.
Unas horas después, más de veinte bolsas y una Rachel toda histérica iban de vuelta a la casa de la diva. Aún faltaban ultimar ideas para su plan, sabían que no iba a ser nada fácil que 'sus' chicas terminaran con sus respectivos novios y fueran corriendo a sus brazos. Brittany sonaba muy segura y eso lograba que Rachel se sintiera un poco más segura, pero después venían sus pensamientos, donde Quinn y Santana se enteraban se su plan y jamás las perdonaban, dejándolas solas y desconsoladas.
- ¿Quieres ver alguna película? -preguntó Rachel después de acomodar su nueva ropa.
-Sí, yo la escojo.
La morena bajó e hizo algunos aperitivos, todo esto era algo nuevo para ella: nunca había sido alguien popular, no había tenido pijamadas ni había salido de compras con una amiga, aunque en este caso era su ¿novia? Sí, podría decir que Brittany era su novia, iba a ser una excelente anécdota para un futuro, una buena historia para contar en las reuniones familiares, tomada de la mano de Quinn, contando alegremente como habían terminado juntas y con dos hijos hermosos. La misma historia que le contaría a Ellen Degeneres en su primera entrevista después de triunfar en Hollywood, en fin, sería la historia perfecta, ¿o no?
Sonrió al pensar todo aquello, incluso Noah pensaría que era una buena historia. ¿Qué diría Noah al enterarse de aquel plan? ¿Acaso se lo contaría? Seguro que sí. Noah era su mejor amigo desde que tenía memoria, habían crecido juntos e incluso había sido su primer beso, Noah era prácticamente su hermano, su compañero de juegos y su mano derecha en múltiples bromas de la infancia.
