El aire congelado rozaba mi rostro, de forma delicada y fría. El cielo pintado con una preciosa gama de grises y la nieve blanca descansando sobre los techos de cada edificio de la gran ciudad. Todo eso era señal de que el invierno había llegado para quedarse y a mi me encantaba, a pesar de que siempre me provocaba una extraña sensación de melancolía que no podía ignorar.
No estuvimos hablando últimamente, bueno yo había decidido no hacerlo. Desde que me dijiste que te gustaba alguien, traté de alejarme de ti, pero siempre volvías a buscarme con esa sonrisa tan sincera con una pizca de timidez que lograba derretirme cada vez. No sabes lo difícil que fue para mi, pero simplemente no podía soportar la idea de que alguien más estuviera en tu mente. Mi cabeza dolía intensamente ya que desde hace días me estuve preguntando de quien podría tratarse y si podría reconocerlo. Fue todo un desastre, no pude.
¿Acaso era Mark? ¿Renjun? O quizás...¿Jeno?. Volví a presionar mi mano sobre mi frente, totalmente frustrado por la situación. Además me llevaba la peor parte, no había nadie allí para calmarme y ayudarme, tenía que solucionar mis problemas solo, como siempre lo he hecho.
Esto era una mierda, ya no quería sentirme de esta manera. Pensé en que debería odiarte pero eso era imposible, con cada día que pasaba me volvías aún más loco, no podía parar. Pero, ¿por qué hiciste eso? ¿por qué dejaste un pequeño pedazo de papel en mi asiento hoy?
Cuando abrí el papel, contenía un corto mensaje.
"Jisung, hay algo que necesito que sepas. Ya deja de ignorarme, no se siente bien. Nos vemos mañana en la hora del almuerzo, en la azotea. Te estaré esperando, Chenle."
Mis manos temblaron y de repente sentí como el miedo se apoderaba de mi cuerpo. No sabia que significaba pero quería averiguarlo.
