—Tengo que volver a mi casa, a tratar de recordar las cosas. Mucho por hacer.—Río con nostalgia.
—¿No quieres ir a mi casa a ver a mi familia?
—Te lo agradezco, pero ya conozco a tu esposa, me acaba de antender el timbre. Es muy linda y simpática. Me alegro de que no te hayas quedado con Marrie.
—Oh, por Dios, ¡no!, ella es Keyla, mi hermana. ¿La recuerdas?, vive conmigo hasta que encuentre departamento. Además solo estuve con Marrie un par de meses.—Me regala una sonrisa confortadora.
—Oh, no la recordaba, esta tan grande. Lo siento. Y gracias por este momento, fue genial. Espero volver a verte otra vez.
—Por supuesto, algún día nos podemos reunir para tomar un café o algo. Llamamé pronto.
—Seguro. Me encantaría quedarme todo el día hablando contigo, pero tengo que regresar.
—Antes de irte pásame tu número de celular, así podré localizarte.—Saca su celular de su chaqueta y espera a que yo le dicte.
Yo se lo digo pacientemente y despues vuelve a guardar su teléfono en su bolsillo.
—Genial, te llamaré. —Me dice con una sonrisa de oreja a oreja.
—Esperaré entonces. —Río animadamente.—Adios, Justin.
—Adiós. Me encantó volver a verte. —Me besa en la mejila rozando sus labios contra mi rostro. Era mágico ese momento. Me hizo volver al pasado.
—A mi igual.
Nos vamos separando lentamente hasta que estamos cada uno caminado hacia el lado contrario. Nos miramos hasta el último momento, y siempre con una sonrisa.
¿Lo que estaba viviendo era real?, fue muy mágico.
Mientras iba caminado hacia mi casa me giro hacia atrás para volverlo a ver, aunque sea de espaldas, y me sorprendo al ver que esta concentrado en su teléfono celular y no se giró para mirarme. Me distraigo con el ruido de mi teléfono, y veo que es un mensaje de un número desconocido. Lo abro con cautela y decía: "¿Te parece el viernes para ir al bar de enfrente de la escuela a recordar viejos tiempos? :)"
No se porque pero sonreí como una tonta adolescente en ese instante. Mis lágrimas de emoción cesaron y me pasé las manos por los ojos, tratando de incorporarme y de caer en la realidad.
Seguí caminando con el teléfono en mi mano, mirando a cada momento ese mensaje de texto que hacía escapar de mí una sonrisa verdadera despues de mucho tiempo estando simplemente dormida.