Capítulo XX: Adiós

418 54 12
                                    

Las lágrimas seguían cayendo por mis mejillas. La piel húmeda por el paso de la piel salada que caía de mis ojos. Louis me miraba con tranquilidad. Como si ya hubiese esperado todo esto.

Sus manos pasaron debajo de mi camisa y me acariciaron la piel, un suspiro salió de mis labios.

-No me dejes. -pedí en un susurro, acomodé mis brazos en su cuello y lo atraje aún más a mí, su mano comenzó a acariciar con delicadeza mi cintura, dejó de besarme y me miró a los ojos.

-No lo haré. -me dijo enseguida. A pesar de cómo lo dijo, no podía creerle. No había manera de que le creyera.

Mis ojos soltaron más lágrimas, apegando mi cuerpo al dolor, atraje aún más a Louis.

Porque lo sentía falso, sentía sus palabras como las más falsas que pude haber escuchado un día.

Y dolía, dolía mucho, pero a pesar de eso, sentía que todo iba a estar como ahora. Lo iba a seguir amando a pesar de todo. Todo era para él. Le pertenecía y cada molécula de mi cuerpo lo necesitaba.

Louis comenzó a dejar besos por mi cuello, haciéndome jadear bajo de él por la sensación rara y satisfactoria que sus besos dejaban en esa área. Sus manos se pasaron en mi espalda baja, acariciando con paciencia esa zona al quitar mi camisa.

Mis manos viajaron directamente al borde de su camisa, quitando la misma, permitiéndome deleitar de su cuerpo tan perfecto para mí, aún así tuviese varias cicatrices, para mí era hermoso.

Louis quitó con rapidez mi pantalón, mi piel se puso de punta al sentir el aire fresco de la noche.

-Eres perfecto ¿lo sabías? -preguntó Louis, tomando un segundo mi mano, sonriendo.

-No. -murmuré. -No soy perfecto. -dije, atrayendo sus labios a los míos. -Pero déjame creerte. -le pedí, susurrando.

Louis quitó su pantalón y comienzó a acariciar mi abdomen mientras me besaba con delicadeza.

(...)

-Señor Styles.

-Lo siento. -murmuro secando mis lágrimas. -Hace un rato que no recordaba esto.

-Podemos parar un momento.

-No. -murmuro mirando el libro. -Estaré bien. Lo prometo.

(...)

Louis decide bajar nuestra última prenda, me inspecciona un momento, mientras mis jadeos no disminuyen.

--Quiero recordar esta imagen de ti. -dijo sonriendo con calidez. -La única donde no te haré daño.

Un sollozo sale de mi boca, parecía una despedida todo lo que estábamos haciendo.

Y si lo era no importaba, lo tenía en este momento. Este momento éramos Louis y yo, siempre.

Siempre seremos Louis y yo.

No importa si el pasado me recuerda a él, que todo lo que pasé fue por él. Lo conocí por alguna razón.

-Te amo. -murmuré, Louis me miró y por primera vez, vi sus ojos brillando, a punto de soltar lágrimas.

-También te amo, Harry. -dijo sonriendo. -Te amo demasiado.

No le contesté nada más.

Recorrí su espalda con la yema de mis dedos, mientras un suspiro se escapó de su boca. Sus labios volvieron a encontrar los míos mientras trataba de no llorar, pero era imposible no hacerlo. Me sentía roto, mal, engañado. Había algo que Louis me ocultaba y no saber qué era, me estaba comiendo el alma.

Sabía que iba a irse.

Me iba a dejar.

Pero no saber cuándo o de qué manera me rompía el corazón.

Lo sentí entrar.

Una de sus manos en mi abdomen, acariciando con cuidado mientras comenzaba a embestirme. Sus labios se llenaban de mentiras mientras trataba de concentrarme en que era él ahora. De que estaba todo bien.

Me llenó de marcas esa noche.

-Perdóname. -susurró en mi oído. Una vez que estábamos acostados el uno contra el otro. No pude mirarlo, me abracé a él como nunca antes lo había hecho.

-No puedo. -susurré de vuelta. -Sabes lo egoísta que eres.

-Lo hago por ti.

-No es cierto. -susurré. -Lo sabes.

(...)

-Yo... Necesito un momento. -le digo al doctor, dejando que las lágrimas fluyan por mi cara, el hombre asiente y se levanta de la silla.

-Iré por té, tranquilo, recuerde respirar.

El doctor sale de la puerta y aprovecho para dejar que las lágrimas fluyan con ligereza.

Dolor, era dolor todo aquello que sentí en ese momento, dolor lo que sentía ahora.

-Dios. -murmuro. -Te extraño tanto. -digo mirando al techo.

No veía a Louis desde hace cinco años, todo era tan doloroso y a pesar de que todo pasó tan rápido, los momentos vienen a mi memoria en cámara lenta.

Yo no estaba loco.

Louis no lo estaba. Era juez de su propia vida, de su pasado.

Él quiso venganza.

La consiguió.

Pero me perdió a mí.

Mi móvil vibra en mi pantalón antes de que el hombre entre a la sala de nuevo, limpio correctamente mi cara y acepto el té que el doctor me ha dado.

-Creo que ha sido suficiente por hoy, Styles, lo veo en dos días, con el próximo relato.

-Y-yo... Doctor, le agradezco todo lo que ha hecho. -digo luego de beber del té. -Y aprecio de verdad los avances que ha llegado en mí.

-Para eso estoy, Harry. -el doctor sonríe, alcanzo a devolverle la sonrisa con un pequeño gesto y dejo la taza en la mesa, comenzando a caminar a la salida.

Mis pies andan por el frío pavimento recordando el aire fresco que había fuera de esa maldita oficina.

Louis.

Louis era lo que necesitaba. Era el aire que yo quería. Era el más fresco que mis pulmones habían llegado a respirar.

Necesitaba vivir. Volverlo a ver y sentirlo de nuevo conmigo.

Mi móvil vuelve a vibrar en mi bolsillo, lo saco y veo dos mensajes de un número desconocido y sonrío.

Sabía que el día estaba cerca.

Y ese día había llegado.

El asesino de la calle 406 [Larry Stylinson] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora