A veces creo que soy feliz. Como cuando estoy con mis amigas tirando la cabeza para atrás y tapándome la boca, mientras río por una broma que hizo alguna. Pero entonces le día se hace de noche y mi sonrisa despreocupada se convierte en una inexplicable tristeza, grabada en mi cara como un tatuaje. Y me acuesto pensando en todas las cosas queme gustarían poder decir y en todas la que tengo miedo de admitir, incluso sólo en mi mente. Es en noches como éstas que me doy cuenta que soy varias cosas. Soy triste y soy feliz, extrovertido y tímido, rebelde y tranquilo. Pero sobre todo me doy cuenta que estoy vacío.