Esa misma noche Kouyou se había tomado la molestia del querer ordenar la habitación del pelirrojo antes que llegara. La dejó completamente impecable, sin ninguna mancha de vino en la pared o algún rastro de vidrio en el suelo. Se sentó por un momento en la cama con las piernas cruzadas hasta esperar la presencia del menor.
La horas pasaron, la mujer se estaba preocupando por Chuuya pensando en que habría cometido una locura, pero al escuchar unos pasos sobre la alfombra del pasillo sintió un leve alivio antes del tener que levantarse a buscarlo.
La puerta se abrió dejando ver al pelirrojo con la cara depresiva cual en segundos cambió a una sonrisa verdaderamente falsa.
— Ah.. No esperaba verte aquí — le dijo con su corazón latiendo entrecortado.
La dama del kimono lo miró con seriedad y le respondió con un:
— Debemos hablar.
De manera confundida, Chuuya fue hacia la cama y se sentó a su lado esperando escuchar la razón por la que misteriosamente se encontraba ella ahí.
— ¿Hay una nueva misión? — empezó la charla con la pregunta que siempre le hacía cada que le veía la semblante.
— No se trata de ninguna misión. — lo interrumpió sin dirigirle la mirada.
El pelirrojo se desconcertó aun más — Entonces, ¿de qué quieres hablar?
— Es, sobre Dazai.
Peló los ojos asustado, no sabía que decir en ese momento, su "odio" ante el mencionado suicida abundó en su mente dominándolo a querer pensar cosas negativas hacia él.
'Ese maldito, de seguro intentó manipularla para que ella quede en contra mía'
Trató de buscar una excusa para no quedar deshonrado y comenzó con simular un gruñido — ¿¡Ahora intentarás defender a ese bastardo!?
Kouyou rápidamente lo miró con molestia y tomó la mandíbula de éste con su mano, actuando como si fuera su madre — ¡Deja de comportarte como un malcriado, Chuuya. Ya no tienes once años!
Lo soltó en seguida sin desviar su mirada y esperó a que prosiguiera.
— ¿Qué quieres saber del él? — sobó con delicadeza sus mejillas.
— De él nada, quiero saber la verdad de ambos — le ordenó — Sobre todo de ti, ¿por qué le guardas tanto odio a ese insolente? ¿Qué tanto daño te ha hecho para que tuvieras ese resentimiento por querer matarlo?
Él bajó su mirada suspirando detenidamente, estaba nervioso, pensando en como aclarar las cosas a base de mentiras, pero al final de cuentas no soportó el tener que seguir ocultando ese dolor que soportaba durante años y comenzó con confesarle.
— Mis más grande temor era perderlo. En muchos sentidos. Tenía miedo de que su capricho por querer suicidarse se cumpliera. Y por eso todo el tiempo lo cuidaba, no me importaba tanto el ser ejecutado por Mori-sama. Lo único que quería era verlo feliz; me agradaba tanto hacerlo que poco a poco se convirtió en una obsesión para mí el tener que estar a su lado. — sus manos se apoyaron en sus rodillas y entrelazó sus dedos evitando ese temblor inmenso que sentía en su cuerpo — Al pasar los años, creí que me cambiaría por otro y me hizo pensar que lo perdería por siempre. Temía por que se alejara y me remplazara. Hasta que una noche, mi esperanza por seguir juntos se hizo cada vez más grande y me di cuenta de que aquella obsesión tenía otro concepto. Fue la mejor noche de mi vida, pero no todo salió como me lo imaginaba. Finalmente, se alejó, lo perdí. Intento fingir que siento odio pero en realidad hay otro lado de mí que me impide hacerlo y por más que pruebo no puedo olvidarlo. Debo aceptar que... Me enamoré de él.
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Dulce Suicidio | Soukoku (+18)
Fanfiction«descripción en proceso» - Novela Lemmon (yaoi) - se prohíben copias y adaptaciones - historia sin editar - créditos a la portada a su respectiva autora.