El ambiente obscuro, Sus respiraciones entrecortadas, sus labios uniéndose de una manera inconcebible, las manos del castaño acariciando cada parte de la espalda del menor, ese calor tan intenso que se sentía en aquel diván, donde ambos chicos experimentaban la pasión. Un momento que para Chuuya fue tan confuso, y para Dazai uno victorioso.
Chuuya rodeó sus brazos hacia el cuello vendado del suicida el cual se impulsaba hacia adelante con la intención de empujar a su compañero hasta terminar apoyándolo sobre el sedoso diván color rojo escarlata.
El pelirrojo volvió a separarse e intentó recuperar el aliento. Se veía tan agitado, cosa que a Dazai le importaba poco y nuevamente se acerco hacia él para esta vez introducir su húmeda lengua en el interior de su boca, explorando cada parte de esta para lograr encontrarse con la lengua ajena y juguetear con ella. Un ligero choque entre ambas lenguas que poco a poco fue convirtiéndose en una guerra donde el mayor había ganado, le provocaba mucha excitación al pelirrojo que hizo que finalmente cayera rendido sobre el fino diván y quedara sin escape alguno.
Ahora fue Dazai quien se separo un momento para tomar aire y empleó su mirada hacia el pelirrojo quien intentaba hacer el esfuerzo por respirar y no tenía el valor de mirarle a los ojos.
Una mano de parte del castaño recorrió desde su dedo índice el pecho del ojiazul hasta llegar a su vientre, repitiendo la misma acción hasta crear unas caricias que hacían que el pelirrojo tomara todo el aire que pudiera y exhalará de manera intermitente. Dazai cerró sus ojos y lentamente se acerco hacia el pálido cuello del menor. Chuuya sentía la cálida respiración de su compañero chocar cerca de su mandíbula que en pocos segundos se convirtió en besos que provocaban que arqueara la cabeza.
-Ahhh.. - gimió el pelirrojo
A Dazai le fascinó escucharlo gemir y aseguró que su cuello era uno de los puntos débiles que poseía el menor. Concentró sus besos hacia esa zona hasta bajar en la parte donde su camisa le cubría, sus gemidos habían disminuido y Dazai no parecía satisfecho, quería escucharlo gritar del placer y tomó como un "plan b" comenzar a morder delicadamente esa parte.
¡¡Ahhhh.. Ahhhh!!.. - continuó gimiendo aun más fuerte
Las manos del pelirrojo pasaron rápidamente hacia el lomo del suicida, apoyándose en el, mientras que este se encargaba de desabrochar los botones de su chaleco y siguió con los de su camisa, uno por uno hasta terminar con cada uno de ellos.
- Levantate - le ordenó el castaño mientras se incorporaba en el diván.
Chuuya hizo un esfuerzo por levantarse, pero su cuerpo no le apoyaba lo suficiente para hacerlo y Dazai terminó sujetándolo de los brazos y tirar de ellos sin lastimarlo.
Le quitó ambas prendas, dejando descubierto su delgado pecho. No obstante él también se quitó su saco y chaleco y al momento en que desataba su corbata negra, sintió como Chuuya se acerco para besarlo una vez más.
Nuevamente Dazai lo recostó hacia su anterior lugar, sin romper aquel beso tan febril. Mientras terminaba de quitarse aquella corbata y camisa que le estorbaban en ese instante. Rompió el beso y bajo su semblante hacia el pecho del pelirrojo, cediendo con sutiles mordiscos hasta dejar una pequeña marca roja en su frágil piel.
Chuuya continuando con agitados y entrecortados gemidos volvió a pasar sus manos hacia él, pero esta vez en el cabello de este. Entrelazando sus dedos en los rizos cortos que tenía el mayor y simulando que los acariciaba mientras que Dazai recorría sus pinzadas por todo su torso hasta llegar hacia su abdomen.
Los jadeos de Chuuya aumentaron más al momento en que sintió la boca del suicida mordisqueando y lamiendo esa parte y algunos de sus cabellos cosquillear su vientre lo que provoco que levantara sus rodillas y retorciera la espalda. Encontrando otro punto débil del pelirrojo.
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Dulce Suicidio | Soukoku (+18)
Fanfic«descripción en proceso» - Novela Lemmon (yaoi) - se prohíben copias y adaptaciones - historia sin editar - créditos a la portada a su respectiva autora.