Catorceavo día: Ciego

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Estaba cabreada, y no solo eso, sino que además había cogido una gripe que la tenia encerrada en su cuarto, su compañera le tenía pánico a las bacterias y virus ¿lo bueno? es que la casa siempre estaba limpia, lo malo que estaba abandonada en su cuarto.
-¿Te has tomado las pastillas?- le pregunto Midorima, al volver de la facultad el chico la visitaba y comprobaba que todo estaba bien.
-Sí- era su respuesta, su voz estaba ronca debido a la tos que los dias anteriores había desolado su capacidad de hablar.
-Haizaki lleva varios días queriéndote visitar, pero sale tarde y cree que lo mejor es no molestarte.- le comento.
-La fiebre me ha bajado, puede venir cuando quiera- pero el peliverde no habia acabado con lo que quería decirle.
-Lo conoces de antes- no preguntaba, lo afirmaba-. ¿Desde cuándo?
-Antes de la preparatoria- El chico no dijo nada- éramos algo parecido a amigos. - bueno eso era lo que ella pensaba porrque tras lo ocurrido la noche en la que el peligris salió de su vida no sabia de que manera la miraba.
-¿Fue él?- el lanzador de triples no sabia lo que ocurrió en su pasado, pero por pequeñas conversaciones sabia que algo la había dañado.
-No- tosió antes de poder continuar- me cuido hasta que llego Akashi.
-Le diré que se pase hoy- le dijo antes de marcharse.- He intentare convencer a Jane de que te devuelva el móvil.
-No escatimes en amenazas- Su compañera le había quitado el móvil porque 'no quería que los virus se quedarán en el smartphone y por tanto estuviera pegándose a si misma la enfermedad. Echaba de menos su teléfono, el motivo principal era que se había peleado con Akashi, y llevaba varios días sin poder hablar con él. Podría sentir pena por el chico puesto que era evidente que algo lo estaba molestando, pero la verdad es que lo único que sentía era enfado. ¿Cuántas veces había estado al lado de Seijuro? Durante tres años habían sido pareja, en más de una ocasión le había demostrado que era fiel a su causa, pero al parecer para él lo más sencillo era apartarla, le había pedido el número del hacker de su clase, y si no hubiera sido por el chico no se habría enterado de los planes de Akashi.

-¿Sigues viva?- pregunto Jane desde el otro lado de la puerta, seguramente la chica portaba una máscara para evitar contagiarse, no importaba que no hubiera salido de su cuarto.

-Sí, sigo viva.- conociendo la próxima pregunta de la chica dijo.- Y sí tengo comida en la nevera.- El apartamento aunque fue presentado como un lugar sencillo les había proporcionado una privacidad que no habría logrado en los muchos apartamentos que había tenido que mirar. El hecho de que cada cuarto tuviera un cuarto de baño la convenció, no era de su agrado compartir el baño con alguna desconocida, la pequeña nevera que ambas chicas habían conseguido a un módico precio en una tienda de segunda mano fue solo una pequeña locura, pero que en aquel momento le estaba salvando la vida. Finalmente el dormitorio costaba de unos cuantos enchufes muy bien dispuestos de manera que podía tener la nevera y el portátil conectados a la luz.

-Vale, en caso de que te mueras grita.- escucho que dijo la chica antes de encerrarse en su cuarto. Kelly se quedo allí tumbada en la cama, su portátil también había sido confiscado y el único entretenimiento que tenía era una montaña de apuntes que de tantas veces que se los había tenido que leer se los había aprendido de memoria.

Cuando Haizaki entró en el apartamento de las chicas, con las llaves que Midorima le había prestado (y de las que haría una copia en cuanto tuviera tiempo), se encontró el salón desierto y con las luces apagadas, su primera impresión fue de que ambas estaban durmiendo pero el peliverde ya le había dicho que usualmente cuando Kelly enfermaba Jane se encerraba en su cuarto temerosa de los virus que podía pegarle la chica. Sobre la mesa donde estaba la tele se encontró con el portátil y el smartphone de Kelly, había visto el teléfono varias veces, y no le costó mucho suponer que era su ordenador puesto que tenía una pegatina de Deadpool. Cogió ambos, ya que estaba seguro de que la chica estaría mortalmente aburrida sin aquellos aparatos, la lucecita del móvil se iluminaba diciendo que tenía varios mensajes. Lo encendió, efectivamente tenía varios Whatsapp de tres conversaciones, tenía patrón por lo tanto le seria imposible leerlos completos, de todas maneras pudo leer unos pocos, en especial aquel que indicaba que el que lo mandaba era Akashi: "Perdóname". Tuvo el impulso de dejarlo todo, pero a lo mejor todo estaba sacado de contexto, ni Midorima ni Aomine le habían dicho nada de aquello, Kise le había advertido pero el rubio le había dejado claro que entre la chica y el pelirrojo ya no había nada.

Caerse Esta Permitido, Llorar En El Suelo TambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora