Día Quinceavo: Perdido

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Pasó una semana antes de que Midorima y Aomine se enterarán de lo que pasaba con Haizaki y Kelly. Lo mejor fue que no se dieron cuenta hasta que Jane lo mencionó, para ellos era normal que el peligris apenas estuviera en casa, incluso si no llegaba ni para dormir. 

Estaban en el salón de los chicos, la castaña no estaba puesto que estaba ocupada poniéndose al día, había hecho algunas cosas mientras estaba enferma pero a pesar de eso no había conseguido avanzar mucho. 

-Deberías dormir más- le dijo el lanzador de triples cuando la vio bostezar, de nuevo.

-Lo haría encantada si encerrarais a vuestro compañero de piso.- le lanzó una mirada asesina a Shogo. El chico estaba tranquilamente como si el asunto o fuera con él. Aomine y Midorima lo primero que pensaron fue que entre ella y Shogo había algo, cosa que les extraño puesto que no se veían muy unidos.- Si hablo contigo.- le lanzo una bola de papel para que la mirara.

-Te regale unos tapones de oído.- se defendió- aunque si quieres puedo dejarte dormir en mi cuarto.

-Y permitir que perviertas a Kelly y a mi casa ni de coña- se cruzo de brazos y miro a otro lado, ofendida.

-Ella no necesita que la perviertan.

La información tardo un tiempo en llegarle al cerebro, pero cuando consiguieron darse cuenta de lo que estaba ocurriendo habían pasado ya tres días desde que se enteraron. Lejos de preguntarle al peligris lo que había ocurrido, Midorima había encajado piezas. Se preocupaban más porque Akashi se enterara, vale que Kelly ya era su ex, pero para los miembros de la Generación de los milagros aquello era inconcebible, Akashi no iba a renunciar a su emperatriz.


Volvió a la universidad, pero en ningún momento se cruzó con Akashi, eso la asusto. Vale que el lugar era grande, y que había discutido con el chico pero no era habitual que él faltará a clase.

- Kelly ¿y tu amigo?- pregunto una de sus amigas, pero la chica no tenía respuesta simplemente negó con la cabeza- Con lo sexy que era.

-Puedes dejar de babear por él estoy comiendo.- repuso uno de los chicos de la mesa.

-Lamento decirte que cuando don Akashi le entra en la boca nada puede sacarlo de allí.- se burló Kelly. Aunque la burla era verdadera, desde el primer día que lo vió los sentimientos de aquella chica no hacían más que aumentar hacía el pelirrojo. También era cierto que la castaña se había cerrado por banda no pensaba dejar que ninguna de sus amigas o conocidas se acercaran al pelirrojo. Aunque el motivo difería mucho de lo que la gente pensaría en aquel caso. 


Akashi estaba cabreado. No, el cabreo era una palabra demasiado simple como para definir aquello. No había ido a la universidad en al menos una semana, y tampoco tenía pensamiento de ir en los próximos días.

-Señorito se encuentra....- una mirada gélida a aquella mujer fue suficiente para que huyera. El mal humor había acabado provocando que alejará a la gente que estaba junto a él. El emperador dentro de él quería salir, y aquella mujer que había osado llamarle para retarle abiertamente estaba empeorando la situación por momentos. 

"Un duelo a muerte" eso le había dicho, junto a una serie de reglas, además de que le había dado un periodo de tiempo. Cuando escucho aquello el mundo de Akashi se vino abajo porque todo aquello era un juego para aquella mujer, un juego que llevaba acabo porque se estaba aburriendo. Un juego que estaba tirando todo lo que en aquellos años había construido.


-¿Qué haces aquí?- preguntó cuando vio a Shogo en la puerta de su facultad.

-Yo también me alegro de verte.- fue la respuesta del chico- a Ryota le hacía ilusión ir a jugar a los bolos y hemos venido a buscarte.

Caerse Esta Permitido, Llorar En El Suelo TambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora