Ha pasado un tiempo desde que Zack y Ray huyeron del edificio pero las pesadillas se niegan a irse.
Zack x Ray
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Corría a toda velocidad tanto como sus fuerzas le permitían, estaba herido y le dolía todo su maldito cuerpo pero eso no importaba mientras trataba de llevarla al exterior; Ray sangraba profusamente tanto que escurría por sus ropas hasta las mangas de su sudadera, podía sentir como su sangre tibia comenzaba a enfriarse gradualmente. Tenía que apresurarse para sacarla lo más pronto de ahí; si Gray estaba en lo cierto encontraría ayuda en el exterior.
De pronto, un pensamiento comenzó a rondar en su cabeza, la culpa de no haber eliminado a Danny cuando había tenido la oportunidad de hacerlo, de esa forma hubiera evitado que lo hiriera de una forma tan lamentable ni que Ray se debatiera entre la vida y la muerte. Estarían afuera, en otro lugar, huyendo tal vez juntos o separados, daba igual, tan solo quería que Ray estuviera bien, quería que viviera... ¡¿Quería que viviera?!
Trató de no pensar mucho en aquello y se espabiló meneando la cabeza mientras continuó corriendo. El pasillo se había vuelto demasiado largo y comenzó a impacientarse de no encontrar la puerta que daba al exterior. Sintió a Rachel demasiado pesada y tuvo que detenerse un momento para asentarla en el piso y tomar un poco de aire, él también sangraba y se sentía mareado, tan solo esperaba no desmayarse antes de salir de aquel lugar.
—¿Cómo diablos te hiciste tan pesada?—se dirigió a Rachel aunque era consciente que no podía escuchar su queja.
—No te atrevas a morir sin mi consentimiento—Jadeó cansado—¿Me oíste? Tu vida es mía para tomarla así como la mía es tuya. Ese honor no se lo daría a cualquiera, así que no te atrevas a morir por manos de Danny ese honor solo lo tendré yo. ¡Yo! ¡¿Me escuchaste bien?! ¡Yo seré el único!—gritó y sintió sus fuerzas renovadas para continuar andando, volvió a tomar a Ray entre sus brazos cuando descubrió que ella desapareció sin dejar rastro.
—¿Qué jodidos pasa aquí?—se preguntó al descubrir su brazos vacíos y volteó en todas direcciones buscando a Ray.
—¡Ray!¡Ray!— la llamó a gritos en la oscuridad del pasillo—¿¡Dónde diablos estás?!—
Cuando dejó de gritar, se dio cuenta que alguien se aproximaba con paso lento ante él, se trataba de Cathy, quien lo miraba con esos ojos soberbios y esa estúpida sonrisa que tanto detestaba.
—¡¿Bruja Sádica qué hiciste con Ray?!— le injurió molesto y un tanto agitado por perder a Ray; el dolor de sus heridas también lo ponían cada vez de más malhumorado.
—Pero qué dices Zack, yo no le he hecho nada a Ray. Fuíste tú— Señaló debajo de sus pies. —Veo que ya no se mienten entre ustedes, por fin decidiste ser fiel a tus palabras— soltó una risita despectiva.
Zack bajó la mirada y no pudo creer lo que veía, Ray se encontraba inerte a sus pies, rebanada a la mitad justo como él había hecho con Cathy.
—Ray...— soltó con casi nada de voz mientras caía de rodillas y miraba el cuerpo destajado de la menor. Sus largos y rubios cabellos estaban manchados de sangre y en sus labios ya azulosos se podía contemplar una inexpresiva mueca.
