Ha pasado un tiempo desde que Zack y Ray huyeron del edificio pero las pesadillas se niegan a irse.
Zack x Ray
Las imágenes NO me pertenecen y son creaciones de sus respectivos autores.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Arte por: JealousCartoonist
Zack: *con voz de Rakan (Ref. League of Legends) y sus zapatos* ¿Cómo se llaman las cosas que traen en la cara esos tipos?
Ray: ¿paliacates?
Zack: Quiero uno de esos necesito uno de esos en rojoooo
-conversaciones entre un gato y un mapache-
— Te ves achicopalado muchacho, ni tu taco te has comido—le dijo un viejo hombre vestido con un overol azul mientras comía sentado en un banquito de madera frente una caja de cartón vacía que servía de mesita.
Zack entornó los ojos hacia él y continuó comiendo para ocultar sus verdaderos pensamientos.
—Todo bien, Don— contestó con su habitual altivez pero lo cierto es que sus pesadillas seguían atormentando por la noche. No encontraba descanso a excepción de las veces que Ray lo oía quejarse y dormía junto a él para serenarlo. Por la mañana, justo antes de que sonara el despertador de su habitación que le indicaba que era hora de levantarse, ella se escapaba de su cuarto para que él no se diera cuenta de lo que había sucedido.
Pero él lo sabía, todo ese tiempo había pretendido estar dormido y no darse cuenta de sus visitas nocturnas. Así en la madrugada, cuando escuchaba a Ray salir de su habitación y cerrar la puerta tras de ella. Él se giraba hacia donde ella había dormido y aspiraba la almohada donde había recargado su cabeza, de esa forma, sentía que la realidad era aquella y no las pesadillas que lo atormentaban. Ray estaba con él, solo con él y muchas veces deseo que se repitiera el beso de la noche anterior pero eso no sucedería simplemente no encontraba el momento ideal para hacerlo.
Después de la comida, volvió a su trabajo de cargador con el Don y olvido el tema. Dentro de unas cuantas horas volvería a su casa con Ray, iría a dormir y ella vendría a su lado como cada noche. Entonces esta vez, le haría saber que él estaba a cargo.
—¡Hey, Zacarías!—le gritó el Don antes de que checará su salida.
—¡¡Ya le dije que es Zack, no Zacarías!!— le gritó molesto aún con la tarjeta checadora en la mano.
—Que bueno que te alcance— dijo el hombre mientras colocaba las palmas de sus manos en sus rodillas y recuperaba el aire perdido.
—¿Qué sucede?—preguntó Zack malhumorado mientras se cruzaba de brazos.
—Dos de los cargadores nocturnos están malos y si te quedas te pagarán un extra.Solo tardará un par de horas, descargamos y cerramos la bodega.—le explicó
Zack chasqueó los dientes y lo meditó. Lo cierto, es que necesitaba el dinero, un extra jamás venía mal pero eso significaba sacrificar su noche con Ray. Se pasó la mano por su desacomodado cabello y a regañadientes aceptó.
