Capitulo 3

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-¡¡Charly!!

El grito de mi hermana hace que abra los ojos de golpe.

¡Grave error!
La cabeza me duele y tengo que volver a cerrarlos por la intensidad de los rayos de sol que impactan contra mi cara. Me remuevo en la cama y me levanto lentamente mientras abro los ojos de nuevo, siendo más cuidadosa. ¿Dondé estoy?.
La habitacion es más grande que mi sala,cocina, y comedor juntos, es blanca con detalles dorados y la cama en la que me encuentro es muy amplia y sus colchas hacen juego con la habitación, veo cuatro puertas y trato de deducir cual es la que me lleva hacía la salida.
Me levanto de la cama y ahogo un grito horrorizado al darme cuenta que estoy casi desnuda. Solo llevo una playera inmensa de hombre. ¡Por favor, no!. Me hago una autoevaluación desesperada y trato de calmarme cuando caigo en cuenta que no me duele nada. Supongo que esa es una buena señal, pero el sólo imaginarme que alguien me desnudó me revuelve el estómago.
Mi corazón late con fuerza debido a la pesadilla que tuve con mi hermana hace unos momentos, aún puedo sentir el miedo.
La puerta se abre de golpe y me asusto tanto que término pegada a la pared del lado contrario. Dos mujeres entran en la habitación, una se ve mayor, mientras que la otra luce joven y lleva puesto un uniforme. Las miro a ambas con recelo y la mujer mayor esboza una sonrisa tranquilizadora.

-Señorita hagame el favor de darse una ducha, nosotras la arreglaremos para esta noche- me pide dejando unas cajas sobre la cama.

¿Qué?. Dijo ¿Esta noche? ¿Qué hora era?.

Me asomo rápido por una ventana enorme que se encuentra en el cuarto y efectivamente ya estaba oscureciendo.
¡Dormí casi un dia entero!, bueno, eso supongo. No tengo como saberlo con certeza.

-¿Dondé esta el hombre que me trajo?- pregunto molesta, aunque tratando de alzar la voz. Lo último que quiero son problemas.

La mujer me mira con el ceño fruncido.

-¿Mirco?, él se encuentra con el señor Miller- me contesta confundida.

Mirco. Así que la rata del Audi tiene nombre.

-¿Qué hago yo aqui?- exíjo saber

-Vendré por usted en una hora, así que será mejor que se apure- me ordena

-No la voy a obedecer.

-Debe creerme señorita cuando le digo que no querrá hacer esperar al señor- murmura sin inmutarse por mi contestación.

Me quedo parada viendo la puerta como por diez minutos.
¿Dónde esta Chloe? ¿Mis padres estarán bien? Y la más importante de todas ¿Qué hago yo aquí?.
La curiosidad me vence como siempre y decido recorrer la habitación, abro todas las puertas que encuentro.
La primera es un vestidor de hombre, hay trajes y ropa deportiva, zapatos, tenis, salgo de ahí y me dirijo a la puerta que esta al lado.

¡Oh por dios!

Es un closet lleno de ropa para dama, vestidos, ropa deportiva, y ropa casual, me acerco a los vestidos y los toco con cuidado, son hermosos, veo la talla y...es la mia.
Estas personas ya me asustan más: saben mi nombre, mi dirección y ahora parece que conocen hasta mi talla.
Salgo de ahí y me acerco a la última puerta que queda. Abro lentamente y me quedo sorprendida al ver el baño. Es más grande que mi cuarto, y muy lujoso.

¿Cuánto dinero tienen estas personas?. Cuando reacciono de nuevo ya estoy caminando hacía la regadera. Me quito la playera, abro la llave y me meto debajo del agua artificial, me lavo el cabello y mi cuerpo con el shampoo que encontre., el hacerlo me hace sentir un poco más limpia, aunque no sé porque, todo esto me hace sentir demasiado sucia.
Al terminar me pongo una bata y camino devuelta a la cama. Me quedo sentada en la orilla mirando hacía el suelo, no me importa que este mojando todo a mi alrededor, sólo puedo quedarme quieta, sintiendo un vacío inmenso que esta apunto de convertirse en un ataque de ansiedad puro y devastador. ¿Porqué me están haciendo esto?. Una imagen de mi con un vestido rojo provocativo que deja todo al descubierto, sirviendo a hombres contra mi voluntad me golpea con fuerza. Y entonces comienzo a llorar de nuevo.
Unos toques en la puerta me hacen despavilarme, sin esperar respuesta entra la mujer mayor y un hombre con un arma, trago ruidosamente. ¿Que hago?.
El hombre evita verme y clava su mirada en la pared, mientras que la señora me da una mirada reprobatoria. Sin decir una sola palabra camina hasta el closet, yo solo sigo sus movimientos con la mirada. Cuando regresa conmigo trae entre sus manos un vestido color ciruela y unos tacones negros que hacen juego perfectamente. Me obliga a levantarme de la cama y yo la sigo algo dócil, dejando que haga lo que quiera. —«Me equivoque, el vestido será color ciruela y no rojo»— pienso con algo de sarcasmo. Me cepilla el cabello y lo peina en un sencillo moño, cuando intenta ponerme unas porquerías en la cara la paro enseguida, así que al final sólo opta por un labial y un poco de rubor.

-Luce hermosa señorita- me da una mirada satisfecha- Mi nombre es Lucy- se presenta extendiendo su mano.

¿De verdad? ¿Piensa que la saludare de beso acaso?.
Lucy parece entender y baja su mano.

-Vamos el señor Miller la esta esperando- hace una seña hacía la puerta.

La sigo fuera de la habitación a ella y al tipo inmenso con el arma. Camino  detrás de ambos mientras observo todo, esta casa es inmensa. Me llevan al patio trasero y trato de ver todo con más atención, hay muchos guardias, pero tal vez podría intentar escapar.


-Llegamos- me llama lucy- Ahora debe seguir sola.

Asiento algo asustada, pero trato de controlarme.
Hay un camino de pinos muy largo, pero puedo notar que a la mitad de éste hay algo, camino lentamente reconociendo ese "Algo". Hay una mesa, con velas, para dos personas por lo que veo y pétalos de rosa esparcidos por todos lados, también hay un hombre dandome la espalda, lleva un traje negro y puedo deducir que esta fumando, cuando ya me encuentro a unos escasos metros de él, es cuando se da la vuelta para encararme.
Mis piernas tiemblan y toda la sangre abandona mi rostro al reconocerlo. No puede ser.

¿Qué hace él aquí?.

La obsesión de poseerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora