Capitulo I. Parte I.

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{ El primer intercambio. }


No sé qué me hizo hacerlo —lo que me hizo decir su nombre—. Supongo que entre en pánico. Jongdae normalmente no me molesta con el tema de las chicas, así que me pilló desprevenido. Cuando me preguntó el nombre de quien esperaba sacar para el intercambio de regalos del Santa Secreto, mire alrededor del salón y sopesé mis opciones. Kim Jongin llamó mi atención, pero no me atreví a decir su nombre. Jongdae no sabía que me gustaban los chicos. Nadie lo sabía, y planeaba mantenerlo así hasta que me fuera a la universidad. Pero si tuviese que elegir a alguien, supongo que sería Jongin. Aun que a él le gustaban los deportes, y a mi no. También le gustaban las animadoras, y a mi, definitivamente, no. 

—¿Y bien?. —dijo Jongdae. —¿A quién esperas sacar?.  

—A nadie. —comencé a decir, pero salió en un tartamudeo.

Su sonrisa estaba llena de malicia. —Lo sabia. Te gusta alguien. ¡Al fin!. ¿Quién es?.  

Me incliné cerca de él. —¡Shh!, ¿quieres bajar la voz?

—Bien. ¿Quien es?.

Y fue entonces cuando entré en pánico y dije su nombre: Sandara Park. Ella se veía bien, pero esperaba que Jongdae no fuera y jugara a ser cupido. La última cosa que necesitaba era a una chica persiguiéndome de nuevo. Al comienzo del año escolar, cometí el error de sonreírle a Choi Sooyoung, y ella desarrollo un loco enamoramiento hacía mi. Fue una pesadilla. Dejaba notas de amor en mi casillero, diciéndome lo guapo que era. Según Sooyoung y sus equivocados sentimientos, mis ojos eran como pop-tarts* de arándano. No azul como el de un cielo brillante o un resplandeciente océano, sino azul como pop-tarts. He comido pop-tarts de arándano. Ni siquiera son azules. Están llenos de un pegajoso dulce púrpura y cubiertos de glaseado blanco con mostacillas arcoiris. Supongo que el amor te hace decir cosas ridículas. Nunca tuve la oportunidad de saber qué alimentos le recordaban el resto de mis partes del cuerpo. Cuando finalmente se armó de valor para pedirle a su amiga que me pidiera que la invitara a salir, le dije cortésmente que no estaba interesado. El correo de admiradora se detuvo abruptamente.

Esperaba que nada como eso ocurriera con Sandara.

Me incliné más cerca de Jongdae. —Y nunca dije que me gustara. Solo, si tuviera que elegir a alguien de este salón...

—Relájate. Pareciera que estas a punto de desmayarte o algo así.

Negué con la cabeza. —Estoy bien. Es solo todo este asunto del Santa Secreto. Es estúpido. Quiero decir, estamos en secundaria, no en cuarto grado.

—Si, pero ya conoces a la señora Kang. Ella vive para este tipo de mierda. 

El salón de asesoría apesta. Mi mala... asesoría apesta. Ellos cambiaron el nombre el año pasado a TAP: Tiempo de Asesoría del Profesor. Pero suena ridículo decir que estoy en TAP. Como si fuese un bailarín o algo parecido. Así que solo lo llamo asesoría. Como sea que ellos lo llamen, apesta. ¿Cual es el punto?, no es como si aprendiesemos algo durante esas sesiones semanales de veinticinco minutos. Y la señora Kang, nuestra asesora, estaba empeñada en que todos nosotros fuéramos amigos. Sus actividades "deja-que-te-conozcan" eran lo peor.

La semana pasada se puso de pie frente a nuestra clase y extendió un rollo de papel higiénico. Ella nos hizo ir uno a uno y tomar la cantidad de papel que "normalmente usamos". Como si quisiera compartir esa información. Tengo una pequeña obsesión por la limpieza. Solo digamos que generalmente uso mucho. Después de ver cuánto papel higiénico tomaron todos los demás, diría que uso un jodido montón. Pero me reprimí, tomando lo que parecía una cantidad socialmente aceptable. No quería llamar la atención innecesariamente sobre mi rutina de baño. No fue hasta que todos volvimos a nuestros asientos que la señora Kang nos dijo que por cada cuadrado que habíamos tomado, teníamos que decirle a la clase una cosa sobre nosotros mismos. Lamentable. Debería haber sabido que era algún tipo de truco.

Sock it to me, Santa! // Chanbaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora