Frases de libros

Ana Karenina

Si hay tantas opiniones como cabezas, hay igualmente tantas maneras de amar como corazones.

Quizá soy feliz porque me contento con lo que tengo y no me inquieto mucho por lo que me falta.

Eran semejantes a unos navegantes que comprueban, por la brújula, que siguen una dirección equivocada, sin que puedan rectificar su ruta, sabiendo que un cambio de dirección equivaldría a su pérdida.

Hay asuntos que sólo pueden ser tratados por las personas directamente interesadas en ellos.

Hay tiempo que uno vendería por diez sueldos al mes, y hay cuartos de hora que no se cederían por ningún tesoro.

El placer no está en hallar la verdad sino en buscarla.

Creo que ninguna actividad puede ser duradera si no está basada en el interés personal. Esto es una verdad general, filosófica.

Dios ha dado la luz del día y las fuerzas; ambas están consagradas al trabajo, y en el trabajo se halla su propia recompensa.

Todo exceso de humildad trae en la mayoría de la gente una reacción violenta; entonces sus exigencias y su susceptibilidad llegan a hacerlos insoportables.

Todo hombre tiende a ver en las complicaciones que le rodean una situación personal única, imaginando siempre que a los demás los problemas de la existencia no han de resultarles tan difíciles.

Como todos los nuevos jefes, tenía la fama de hombre exigente y severo. Decían que se levantaba a las seis de la mañana, que trabajaba como una caballería y que exigía lo mismo de sus colaboradores, tratándolos de una forma inhumana.

Ana Karenina, de Lev Tolstoi.