Mae es una chica dulce e insegura de sí misma, nada en comparación con Aaron Fox.
Él no es el típico chico mujeriego, él es mucho peor.
Sabe que lo que hace está mal, y de alguna manera quiere cambiar, pero todos los problemas que lleva consigo hace...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aaron Fox.
Está empapado por la fuerte lluvia que se ha desatado recientemente, y parece que fue asaltado por ese aspecto tan desaliñado.
Lleva el labio inferior partido y con sangre, mientras su ceja está medio abierta. Tiene pequeños rasguños en su mejilla y también lleva un aspecto descuidado.
—¿Qué pasó? —Susurro, preocupada.
—¿Puedo entrar? —Pregunta, evadiendo mi susurro.
Mira detrás suyo y luce ansioso.
Asiento con la mirada perdida en su torso. Su camiseta está pegada a este, y se puede notar lo bien trabajado que está.
Sus brazos y su cabello están húmedos, haciéndolo lucir más provocativo que de costumbre.
Suspiro algo acalorada y me sonrojo por mis propios pensamientos.
Miro mis pies y sonrío tímidamente cuando siento que él está en frente mío, después de cerrar la puerta.
—Deja de mirarme, Mae —Susurra él.
—No te estaba... —Él me mira con una ceja elevada y yo evito hablar más de la cuenta.
—Sé que quieres saber qué fue lo que me pasó, pero no te quiero involucrar en nada de esto. Y no es necesario que me mires así.
No entiendo a qué se refiere.
Estoy asustada, preocupada, intimidada, acalorada, y nerviosa al mismo tiempo.
Me preocupa su rostro. Estaba bien cuidado hoy a la mañana. Su cabello desordenado, y sus ojos más claros que ahora mismo.
Aunque al mismo tiempo se ve peligroso, y eso desafortunadamente, hace que yo quiera acercarme mucho más de la cuenta.
—Sólo te puedo aclarar que no es lo que tú crees. —Asiento con la cabeza y me voy a mi cuarto. Busco rápidamente alcohol y algodón cuando estoy en el baño.
Bajo las escaleras y lo miro. Él esta inspeccionando el lugar de pie. Acomoda su cabello húmedo con una mano, hacia atrás, aunque no queda muy acomodado que digamos.
Me mira y niega con la cabeza.
—No estoy aquí para que me cures, Mae.
Me siento una inútil.
—¿Entonces? —Susurro, tímida.
Yo pensé que esto era lo que él quería. En las películas, las chicas curan a los chicos con esto.
—Está bien que tengas la intención, pero no vine para que me cures.
