todo lo que me rodeaba era inútil, triste, efímero, imposible
una sonrisa torcida se mostraba como bonita. un par de ojos café como calidez y hogar.
jugamos a ver quien llegaba primero al otro lado. pero tropezó con sus cordones y solté una risa, mientras una sonrisa inevitable se asomaba por sus labios.
dijo que nunca pude olvidar, respondí que nunca podría olvidarla.
ví sus manos temblar al hacer contacto con las mías y el humo de sus labios sólo visitarme en invierno. me tatué flores en su nombre porque así nunca se marchitarían, ella guardo cientas de estas dentro de esos viejos jeans mientras sonreía.
como dije, la sensación de calidez y angustia se hacía más fuerte.
me sangraron las palmas cuando caí, pero estuvo ahí para susurrar promesas debajo de la cama.
siempre antes de que el sol apareciera. porque él derretía todo rastro de calidez dejándome vacía.
le dije si te sientes mejor, sólo tú dejas de verme azul para tornarme en tu mente amarilla.
pero la línea quedó en silencio y las cuerdas de la guitarra se alojaron en el cajón. junto con los discos, cartas y una que otra palabra que me guardé para la almohada.
porque en abril el sol nos abandonaba, para en noviembre volver a aparecer.
y la sensación de calidez no me abandonó hasta octubre.
cuando vi sus ojos rojos traspasar la calle veinte hasta desaparecer.
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dear mom, i have vomited blood [poemario]
Poetryanalgésicos, cartas y flores marchitas. (escritos repetitivos de madrugada, entre té de manzanilla y mi álter ego)