los años pasan muy rápido y dicen que el tiempo lo cura todo.
pero la tristeza perduró en mi pecho
y me nubló los sentidos con poesía psicodélica y medicación.
intenté vestir de amarillo,
incluso corté mi cabello para verlo lentamente crecer.
compré un cáctus y más flores porque ella dijo que te hacen sentir mejor.
compuse canciones que quedaron en intentos fallidos, para después convertirse en basura que nadie nunca iba a ver.
pero aún asi nada funcionó.
dije: mamá, papá.. no me gusta estar inconsciente durante horas y llorar.
porque los días de encierro, crisis y dolor me consumían hasta no poder más.
pero entonces llegaste tú...
en una caja de regalo junto con una nota fuera de lo común.
aún recuerdo la esperanza en sus ojos, y una carita sonriente dibujada con una fina pluma en un papel.
dentro de la caja una bola de pelos blanca tan pequeña que quise llorar
[y lo hice, no lo voy a negar]
recuerdo que me miraste y bostezaste.
tenías los ojos como el reflejo del cielo,
y me gustaba mirarlos cuando me sentía tan débil que no podía salir.
te gustaba jugar con mis calcetines,
y corrías detrás de ellos aún cuando me los ponía.
cuando me sentía triste, venías y te acostabas a mi lado aunque mamá decía que no.
me hiciste sonreír en los días de lluvia y cuando me quería rendir.
rompiste las tarjetas de pokémon de mi hermano y te escondías al pasar los días.
aún así te quise. aunque también hayas roto uno de mis pantalones preferidos
y hayas llenado de pelos mi ropa durante todo este tiempo.
aunque duermas mucho y comas de mi comida a escondidas.
te quiero, y suena estúpido pero,
por esas tardes con té y películas contigo ronroneando
con los ojos cerrados, sigo respirando.
por esas veces en las que maullabas detrás de la puerta
cuando me sentía triste conmigo misma.
y esas veces en las que, tus pequeñas patitas ensuciaban mis sábanas.
o escondías mis pares de calcetines durante días hasta que te cansabas y los traías de vuelta.
mirabas películas realmente malas conmigo y dormías en mi regazo siempre,
el sofá era tu lugar preferido, aunque no tanto como los cestos de ropa.
mamá se pegaba un susto cuando aparecías entre ésta y la cesta de lavado.
y tu nombre viene de victoria, porque me recuerdas a eso que casi nunca logro pero que espero que suceda.
yo digo que viene de felicidad porque desde que entraste en mi vida me hiciste sentir menos yo.
y me gusta cuando respondes al decir tu nombre.
correr de ti porque quieres mis calcetines
y que mis suéteres tengan pelos blancos todo el tiempo.
llevarte de viaje en vacaciones y dormir las horas de ida y vuelta.
me gusta que estés en mi vida porque así me siento menos sola,
con más ánimos de existir y con menos razones para dormir y no despertar.
me das esa fuerza que nunca tuve desde que nací.
y me agrada la idea de crecer juntos. y a la vez- aunque suene cursi, me aterra la de perderte.
porque quién va a dormir a mi lado y a hacer añicos mi ropa cuando me vaya.
quién va a ver documentales o sentarse en el pasto junto a mí mientras música lenta se escucha por el auricular.
quién va a enojarse cuando le quiero tomar fotos. quién va a bailar conmigo cuando suena alguna canción de the kooks o sundara.
quién va a a quedarse a mi lado cuando me siento mal.
quién va a ser mi compañero de crimen cuando no estés más.
no existe respuesta momentánea pero en el fondo
espero que el tiempo pase lento aunque a la vez, ciertamente quisiera- crecer rápido.
así poder dejar esta ciudad e irnos lejos,
como en esa película de los ochenta terriblemente trillada.
quizás con un buen soundtrack en el auto y con mis maletas en los asientos de atrás.
pero contigo a mi lado.
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dear mom, i have vomited blood [poemario]
Poetryanalgésicos, cartas y flores marchitas. (escritos repetitivos de madrugada, entre té de manzanilla y mi álter ego)