14. no puedo enmendar este lío mental, pero puedo llorar hasta que desaparezca.

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mi juventud con el paso del tiempo

se fué viendo más y más etérea.

puedo recordar sensaciones que aún siguen inertes

como si de marcas en mi piel se trataran

como si, mi memoria, de algún modo, sólo recuerde

lo que sea a su antojo.

recuerdo sábanas tibias, sonrisas pequeñas

pero no supe diferenciar si eso era parte de una película de los sesenta

o si mi subconsciente tomó piezas de lo real

tergiversando mis memorias y uniendo finales inconclusos.

sólo puedo visualizarme a mí misma a lo lejos

un matorral de bucles y soledad reemplazada por vinilos de mi abuelo

té y uvas de una parra en septiembre

calor, canchas de tenis, sudor

y es curioso porque uno no se ve a si mismo, pero yo lo hago

[por algún extraño motivo]

recuerdo llenar de tinta hojas y hojas

ser estruendosa y sentirme pequeña ante la vista del resto

pasar horas en la biblioteca de quién ahora

era un recuerdo indispensable en mi memoria

acomodando sus libros alfabéticamente

colocando las manecillas del reloj correctamente

y viendo fotografías en una caja

la cuál llevaban historias clásicas

que detrás de un desgastado blanco y negro a ella

a no le importaría una y otra vez contarme

la curiosidad. la inocencia de esos años que abordaba cada rincón de mi piel

si pudiera regresarla lo haría sin la necesidad de pensarlo dos veces.

dear mom, i have vomited blood [poemario]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora