Capitulo 2: Tras las rejas

7 0 0
                                    




No sabía cómo, pero había terminado en la cárcel. Po

Que yo sepa, no había hecho nada malo, más bien yo era la pobre víctima de un acto de vandalismo en su máxima expresión.

El muchacho que me ayudo y yo no teníamos la culpa, no habíamos cometido ningún crimen.

-Bien, se quedarán aquí hasta que sus familiares vengan a recogerlos- dijo de pronto un policía sacándome de mis
-Sé que usted no tuvo la culpa, y el joven aquí presente ya nos explico que usted fue la víctima de el robo, pero no tenia porque huir y evadir a la policía cuando lo único que queríamos era ayudarla y escuchar su testimonio, de todas formas, usted estará libre cuando venga su apoderado a firmar los papeles- finalizó el policía antes de irse y dejarme a solas con mi "héroe".

-Felicidades- exclamé mientras volteaba a ver al muchacho con el que compartía celda y que ahora estaba recostado sobre la pared.

-¿Por qué me felicitas?- me preguntó él sin siquiera mirarme

-Todo esto es tú culpa, sino me hubieras tomado de la mano y obligado a correr tras de ti nada de esto habría pasado, ¿Sabes lo que me harán mis padres cuando salga de aquí? Ay Dios ¡VAN A MATARME!-

-Un poco de acción jamás está de más- exclamo el muchacho tranquilamente- Además, habremos corrido cerca de un Kilómetro, con todo eso, ya habrás bajado como 5 kilos-

-Disculpa, ¿insinúas que estoy gorda?-

-Tú lo has dicho-respondió el muchacho en tono burlón

-Eres un insolente-

-No es la primera vez que me lo dicen- continuó tranquilamente- Pero al menos no soy un malagradecido; tú ni siquiera me has dado las gracias por ayudarte, eso sí es una insolencia.

Me quedé callada, lo que el muchacho me decía era verdad; no pensaba darle por ganada está batalla pero ya no tenía argumentos para refutarle.

-Bueno, gracias por ayudarme- conteste a regañadientes-Aunque no tenias la necesidad de obligarme a correr.

-Mira las cosas pasan por algo, si terminamos aquí los dos solos es porque el destino quiere que nos conozcamos- dijo el muchacho mientras se paraba y se acomodaba a mi lado.

-Mi nombre es Gianluca, gusto en conocerte"- me susurró en el oído mientras tomaba mi mano y la besaba.

Yo simplemente lo mire con una cara de asco y lo obligué a soltarme.

- ¿Haces eso con todas las chicas que conoces? Iuck, que asco, y si es así déjame decirte que no funcionará conmigo-

-Vaya, parece que tenemos a una pequeña rebelde aquí que no agradece, ni se presenta correctamente-respondió Gianluca, tomando mi mano y obligándome a saludarlo-Dejemos algo en claro, no es que me haya gustado encontrarte hoy pero al menos finje un poquito, ¿quieres?

-Mira Juan o Lucas o como quiera que te llames. Antes de fingir que me agradas prefiero cortarme las pestañas. Me has metido en un problemón y eso no será nada fácil de olvidar-

-Bueno lo intenté, intenté ser lindo contigo. Si tú no quieres ser amable es tu problema, pero te advierto, es mejor tenerme como amigo que como enemigo- contesta el muchacho y clava sus ojos fijamente sobre los míos, obligándome a mirarlo.

-¿Esto es una amenaza?, pues bueno déjame aclararte que jamás me arrepentiré, lo prometo.

El tal Gianluca solo sonrió ante mi comentario.

Tenia una bonita sonrisa, oh y también unos hermosos ojos que son, sin duda alguna, su encanto con las chicas. Pero su actitud es un asco, de qué sirve la belleza cuando el interior es una completa porquería. 

[Pequeño Diablillo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora