Siento que me falta el aire, y te extraño. Sé que no voy a ningun lado así, que debería de dejar los vicios y las adicciones, pero no puedo.
Papá ha vuelto a violarme, y desde que no estás, viene más a menudo que nunca. Ha cambiado las dos veces por semana a las tres veces en un día.
Tengo miedo. Mamá se ha escapado, está en Ottawa. Eso está muy lejos de casa. Y papá enfureció cuando se enteró.
Por lo general, sigo igual. Con miedo, aislada. Es estúpido que me sienta así, soy mayor de edad y tengo edad de trabajar, pero él no quiere. Él cree que no sirvo. Es un estúpido.
Te pido que me disculpes, si eres capaz de verme. Oh, qué digo, siempre me ves. Sé que lo haces. Pero lo siento. Sé que te he defraudado. La caja de ansiolíticos y de calmantes está llena. Podría tomarla e irme contigo. Pero sé que te enfadarías.
Como ves, no he perdido la costumbre de escribir, pero siento que soy como el aire. Que voy a desaparecer en cuestión de segundos.
Mierda, vuelve a la habitación. Oigo su respiración y sus pasos, otra vez está borracho.
¡Sálvame, por favor! ¡Te lo suplico, sálvame!
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Cartas de amor a alguien inexistente.
Ficção AdolescenteNo tengo nombre. No soy de ningún lado, ni tengo familia. No tengo una edad determinada ni un pasado bonito. No me gusta leer, ni el cine; ni si quiera me gusta la gente. No estoy viva, pero tampoco muerta. No soy nadie.
