Él era menor que Jimin por dos años al igual que su hermano. Sabía que se conocían del club de teatro, que se llamaba Jungkook, que le estresaba que sea más alto que él y que no debió enviarle mensajes preguntando por su hermano cuando su madre se lo pidió. Ese fue el inicio de todo.
Esa noche su hermano salió a una fiesta y prometió volver a la medianoche. Para su mala suerte, o la de mamá, olvidó su teléfono.
Ya era de madrugada y no había rastro de su hermano por lo que su madre obligó a Jimin a llamar al amigo con el que había salido. No supo cómo tenía el número, ni por qué ella no llamó personalmente, pero la obedeció.
Preferió enviarle un texto, las llamadas no eran lo suyo.
Su hermano volvió a los veinte minutos, ebrio.
Jungkook lo dejó en la puerta, Jimin le agradeció por cuidar de él.
Luego de intercambiar un par de palabras se fue caminando lentamente y antes de perderlo de vista giró para volver a sonreírle.
Había algo extraño en las miradas y sonrisas de ese muchachito...lo ponían nervioso.
