Miércoles 17 de febrero - 4:37 am
Soñaba que caía en el inmenso vacío que más de una vez se había tragado mis palabras, mi voluntad, mi familia. A pesar de caer me resistía, aunque más tarde pensé que igual era mejor permanecer en ese vacío, dejar de luchar y caer en el interminable abismo que está más allá del mundo real.
Desperté con sudor fría en la frente. Justo a mi izquierda había una ventana que me permitía ver una noche digna de admirar. Cada copo de nieve tenía su forma, su manera de ser, su personalidad. Era como si todas las personas que había conocido estuvieran ahí, cayendo sin fin esperando a llegar al lugar al que pertenecen.
Me puse el abrigo por encima y salí fuera de casa. Descalzos, mis pies tocaban la nieve fundiéndola cada vez más rápidamente. Cuando los copos de nieve tocaban el suelo se derretían sin más, dejando un rastro de agua en el empedrado sin remedio ninguno. Algunos luchaban y más tarde componían el glorioso montón de nieve que se extendía cada vez más.
Sin darme cuenta destrozaba el impecable trabajo que cada copo de nieve había depositado ahí, bajo mis cálidos pies. Me aparté enseguida y seguí observando. A los 5 minutos parecía que nunca hubiera pisado esa nieve. Una nieve blanquísima, virgen, intocable. Las partes superficiales brillaban como diamantes por la luz de la luna llena. Era hermosamente bello. Hermosamente impoluto.
Fue entonces cuando me di cuenta de la verdad: Ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado. Ninguna persona está ahí sin más. La gente que tengo a mi alrededor existe por algún motivo. Nadie aparece en tu vida por equivocación.
Esa moraleja me fue increíblemente importante para mi vida, ya que si estaba en lo cierto, todo ocurría por un motivo. Eso me daría fuerzas para seguir adelante. Apoyar con cada palabra lo que anhelo ser, cada gota de sudor mi esfuerzo sería recompensa suficiente. Ganar o perder se había convertido en algo más que llorar. Se había convertido en algo más que gruñir sin más.
Había cambiado, era diferente. Ahora me sentía completa. Estaba preparada para afrontar mis retos y dar mi máximo para conseguir lo que adoro. Si no hay lucha no hay victoria. Al final y al cabo *nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.*
"Apoya con cada palabra tu esfuerzo. Apoya con cada suspiro tus ideas. Apoya lo que anhelas ser con todo lo que puedas, porque al final el esfuerzo acaba por dar sus frutos." - Autor de Bajo Presión, Maddox.
*Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.* - Frase de Mahatma Gandhi.
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Bajo presión [EN EDICIÓN]
Novela JuvenilLara es una estudiante de 16 años, lista, atractiva y muy amable. Aunque a pesar de todo eso, no es feliz. Sufre un síndrome llamado hipertimesia, más conocido cómo memoria autobiográfica superior. Solo 8 personas en el mundo padecen este síndrome. ...