¿Qué pasaría si tienes toda tu vida hecha, buenos amigos, un novio, y una gran familia....
Pero un día despiertas y estas en un hospital, con 5 chicos?
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-Ahhh. -Soltó un grito.- Esto es asombroso.
Se acercó a mi y me dio un abrazo fuertemente. Lo acepte gustosamente y nos separamos a los 3 minutos.
-¡Muchas gracias Ainhoa!
-No es nada ojitos.
Me dio un último abrazo para después ir a admirar su nueva guitarra. La miro, la acaricio y todo lo que se puedan imaginar, el chico estaba realmente muy feliz.
-Es el mejor regalo. Pero no tenías por que. -Me dijo.-
-Oh por supuesto que si. Desde que desperté del coma has sido la persona que más confianza le he tomado. -Le informé.-
-Hablando de eso... -Me miro extrañado.- Como es que sabías que me gustaría este obsequio.
-Simplemente recordé que anhelabas una guitarra.
-Ojitos he. -Me miro coqueto.-
Pose mi mirada al suelo sonrojada.
-Eso también lo recordé. -Le informe.-
-Bueno. Entonces llego la hora de la otra parte de tu sorpresa. -Me sonrió.-
Tomo la guitarra en sus brazos y la afinó. Toco algunos acordes para ver si ya estaba lista, después de unos segundos termino de afinar la guitarra. Se acercó a mí y me tomo la mano, me sentó en el bordo de la cama. Tomo una silla y la puso enfrente de mi para despues sentarse en ella.
-Espero que te guste, la disfrutes y recuerdes un poco de lo que es nuestra amistad. -Me sonrió.-
Lo observe ilusionada por lo que sea que el me fuese a tocar. Toco algunos acordes, me miro y suspiro.
Erick se miraba tan hermoso al cantar, y no se diga su voz. Su voz era extremadamente preciosa. La forma en que me veía era tan tierna, la canción era muy bonita aunque no entendí la mayoría de lo que decía la canción, pues el inglés no se me da muy bien. Y al parecer a Erick tampoco, pero lo que más me gusto fue que en todo momento no aparto la mirada de mi. Cuando termino de cantar di unos cuantos aplausos para después aventarme hacia el y darle un enorme abrazo.
-Erick, eso fue asombroso.
Cuando menos lo pensé yo ya me encontraba soltando algunas lágrimas.
-Oh pequeña, no llores. -me sento en sus piernas.-
Limpio mis lagrimas con sus pulgares.
-Es que desde que desperté, esta es la primera vez que me siento muy feliz. -Le confesé.-
