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¿A qué sabrían sus labios? ¿A fresa o a menta? Sonia se lo preguntaba cada vez que los veía besándose, ella solo sabía que quería probarlos porque sabían a él. Y él le gusta, le gustaba mucho.

A veces se sentía un poco mal por el hecho de que sabía que nunca iba a tenerlo, y es que ha estado tan cerca de Bruno como para saber que él estaba tan enamorado de esa chica que haría lo que fuera por verla feliz, de la misma forma que ella estaba con él. Sentía tantos celos de Bianca Rozz por haberlo conocido primero que ella y por haberlo enamorado sin darse cuenta, sentía celos porque cada vez que se miraba en el espejo sólo lograba encontrarse sus defectos, sentía celos por no ser ella, tan linda y risueña, tan inteligente y alegre, tan ella. Tan ella que Sonia podía escribir todas las razones por la que Bruno obviamente la iba a escoger.

—Podría pintarme el pelo. —Pensó en voz alta. —Podría dejármelo crecer al menos. Robarme el DeLorean y regresar en el tiempo antes de que ella lo conociera y enamorarlo yo. —Suspiró frustrada, era una idea tan tonta. Pero eso es lo que hace el amor a veces, te vuelve un tonto.

—Si sigues hablando así de alto ellos se darán cuenta de que los estás mirando. —Le dijo el mismo chico de la vez pasada. —Y no es como si me interesara pero se te cayó la baba. —Sonia frunció el ceño y este rió. —Me llamo Matías.

—Sonia. —Se encogió de hombros y miró hacia esa chica de nuevo.

—No necesitas cambiar para gustarle. —Le dijo. —De igual forma él está demasiado pendiente de su novia como para mirar hacia ti. —Sonia lo miró molesta y este rió. —Disculpa si te ofendí, pero creo que debes pisar tierra, él no se fijará en ti.

Ella suspiró, sabía que tenía razón y es que ¿Por qué mirar a ella si tenía al lado a esa chica? De un momento a otro se sintió tan inferior a ella, tan poca cosa y lo único que se sentía capaz de hacer era llorar, pero no podía caer así de bajo, Sonia no podía demostrar que eso le afectaba incluso si se estaba destruyendo por dentro. — ¿Estás bien? —Le preguntó el chico preocupado.

— ¿Por qué no estaría bien?

—Él la está besando en este momento. —Miró hacia las gradas de al frente. —Y parece que lo está disfrutando demasiado.

—No ayudas Matías. —Le dijo molesta, pero se tranquilizó un poco porque no tenía por qué estarlo, él no tenía nada de culpa con que ellos se estuviesen besando, él sólo se sentía un poco preocupado por una completa desconocida y ella sabía que era el primer chico que le interesaba al menos como ella se encontrara. —Gracias. —Este asintió y volvió a fijar su mirada en el libro que llevaba terminando así la conversación que tenían. Sonia suspiró y cuando fijó su mirada al frente se extrañó porque ellos no estaban ya presente.

Decidió bajar a buscarlos, no los vio en el campo de futbol ni tampoco en el campus principal, en los pasillos mucho menos y creyó que en un salón podrían estar, pero nos sabía con exactitud en cual, ¿Qué estudiaban ellos? Lastimosamente no sabía por lo que debía dejarlo hasta ahí, mañana de igual forma volvería a verlo.

Caminó dispuesta a irse a clases cuando chocó con él, y ella sabía que era por la camisa de cuadros que llevaba puesta. —Discúlpame, no te vi. —Le dijo el moreno para luego recoger el libro que a ella se le había caído. Sonia se quedó quieta sin emitir un sonido, cosa que a él le preocupó un poco. — ¿Te encuentras bien? Aquí tienes tu libro.

—Yo eh sí, gra-gracias. —Balbuceó, definitivamente Bruno Marcormig sabía cómo poner nerviosa a una chica. Este le sonrió sin saber que ese gesto quedaría grabado en la mente de ella por siempre para luego marcharse de allí en busca de su novia.

Sonia sonrió alegre, tal vez no sea esa chica pero en ese momento se sentía como ella.

N/a: ¡Espero que les esté gustando la historia! Por si no se han percatado, Bruno es el chico de las foto ;)

Esa ChicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora