Capítulo 3: Una repentina carta

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Marie recogió el correo, dejo el carrito de la niña en la esquinita reservada para él, la cogió en brazos y subió hasta el quinto y último piso. Abrió la puerta, entró, se dirigió a la habitación, todavía con ella en brazos, y  la acostó. Se dirigió al salón pensando, hacía ocho meses que su padre había muerto de un repentino ataque al corazón desde aquella se las había apañado sola con el único sueldo de sus consultas privadas. Y es que realmente tenía un trabajo raro y poco común era detective consultora. Puede que fuera de familia ya que su difunto padre era policía, pero policía de los buenos, a la antigua como solía decir él.  Pero la realidad es que le encantaba su trabajo, investigar se le había dado bien desde pequeña y a la hora de elegir un trabajo, y para más sin carrera universitaria, este tan peculiar había sido el que había elegido. Y la verdad, era bastante buena,  una de las mejores para ser exactos. Se sentó en el sofá todavía dándole vueltas a ello recogió el correo de encima de la mesa en la cuál lo había dejado y se puso a mirar las cartas. Facturas y más facturas… Esa carta era diferente, tenía un papel extraño y estaba escrita a pluma e… iba dirigida a su padre. La abrió y leyó:

Estimado Mark Avery:

No sé si te acuerdas de mí, soy el comisario Darlas Orase. Nos conocimos en el año 1983 en las redadas masivas contra los narcos. Te recuerdo esto porque nuestras memorias ya no son lo que eran, sé que han pasado muchos años pero si no recuerdo mal, nunca has dicho que no a un caso. Por esa misma razón y por la amistad que nos une, tengo que pedirte un enorme favor, quisiera pedirte tu ayuda y opinión en un caso reciente y que me quita el sueño. Quizás hayas oído hablar del asesino de la seda o quizás no, pero lo que quiero pedirte es que me ayudes atrapar a ese desalmado y hacerle justicia a sus cuatro víctimas, una de ellas reciente, seguro que has oído algo de ella. Se llamaba Victoria Moreno.

Bueno no te voy a molestar más, me gustaría que acudieses el lunes 4 a mí oficina para así saber tu respuesta.

Dalas Orase

P.D. Te adjunto una copia del caso y una tarjeta digital que te permitirá llegar rápido sin tener que pasar colas, registros, etc.

Qué raro, pensó Marie, porque este comisario Darla Orase se dirigía a su padre sabiendo que había muerto hace nueve meses, pero sobre todo porque le pedía ayuda. Ahora bien, sí había oído hablar del asesino de seda y también de Victoria Moreno, como para no oír hablar de ello, la prensa llevaba días hablando del caso y de la policía en torno a este. Realmente quería participar en ese caso, porque para ella como detective consultora representaba un reto y si se planteaba un desafío siempre conseguía superarlo…

Para ella esta duda mental solo tenía dos soluciones: o bien se presentaba en la comisaría como detective consultora y ofrecía sus servicios como tal; o bien, lo que le parecía más sensato, iba a la comisaría y le explicaba al comisario Darlas el fallecimiento de su padre.

— Decidido.—  Pensó.— Mañana es lunes iré a la comisaria, explicaré al comisario el repentino fallecimiento de mi padre y me vendré para casa porque por mucho que me de rabia, sé, por experiencia, que no me dejaran participar en el caso.

El asesino de sedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora