Capítulo 7: Un encuentro poco agradable

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Me miré al espejo, el pelo pelirrojo laceo me caía por los hombros y unos ojos verdes, tirando a marrones, me devolvían la mirada intensamente.

Después de varias horas en casa de Olive Moreno poco habíamos conseguido. Esta prometió después de mucho hablar y de evaluar con su mirada mi eficacia, que dejaría el caso en manos de la policía y de las  mías propias. No obstante, añadió que si en el plazo de dos semanas no hacíamos progresos, llamaría a el detective privado que había contratado.

Salí del baño todavía enrollada en la toalla. Me puse el pijama y me metí en la cama. Aun así y después de un día exhausto como el que había tenido no conseguía quedarme a dormir. Encendí la luz del dormitorio, me incorpore y como cada vez que un caso no me dejaba dormir: cogí la copia del caso y las notas que había tomado hoy, y me dispuse a releerlo otra vez.

Había algo que se me escapaba, estaba segura… ¿Pero qué? Llevó toda la noche leyendo y releyendo el informe… Y se me escapa algo es…

— Riiiing…

El despertador me dio un susto, ya había pasado toda la noche y la única pista que tenía parecía esconderse de mí. Me incorpore y me dirigí a la ducha.

Tienes que secarte el pelo, tienes que secarte el pelo…(me dije a mí misma) sino como pretendes que te quede bien. Me rendí de luchar con mi pelo y me dirigí a la habitación de Charlotte. La pequeña como de costumbre me miraba con unos ojitos que me decían déjame dormir más, pero aun así la levante porque este año había empezado el colegio y ni yo podía permitirme llegar tarde a la comisaria ni ella al colegio.

Después de desayunar y haber acompañado a Charlotte al colegio me dirigí a la comisaria. Iba caminando tan absorta que no lo vi hasta que lo tuve a cincuenta centímetros de mí.

— Hola, Marie.— Saludo con sorna Óscar.

— Óscar.— Me sobresalte— ¿Qué haces aquí?

— Bueno, se puede decir que intento recuperar lo que es mío, después  de que ese viejo estúpido me lo quitará.

— Mi padre no era estúpido y él no te quito nada, tú nos perdiste.

Enfadado levantó la mano para darme un bofetón, pero yo que ya me lo esperaba lo esquive y salí corriendo. El me persiguió  y me hubiera cogido, pero la comisaria estaba a la vuelta de la esquina y no fue tan imbécil como para armar un jaleo justo delante. Pero su voz se escuchó por toda la calle: No siempre tendrás tanta suerte y menos ahora que se dónde trabajas. 

Bueno hoy subí dos capítulos, es mi forma de pedir perdón...Y otra cosa, si leen mi historia y tienen alguna duda o alguna cosa que no entienden no duden en preguntarme. 

Estos capítulos van dedicados a mis lindas luces, mis amigas que me han convencido para que siga adelante con esta historia. ¡GRACIAS POR SER LAS MEJORES! BESOS 

El asesino de sedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora