Capítulo 4: La visita a la comisaría.

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Era lunes por la mañana, Marie caminaba hacia la comisaría pronto tendría que estar oyendo condolencias. Entró en la comisaría y se dirigió al piso superior, pasando los controles solo con la tarjeta.

Se sintió vigilada y escrutada. Normal.— Pensó.—  No saben quien soy, probablemente piensen que soy la mujer de alguno de su compañero de trabajo cabreada.

Sonrió y apuró un poco el paso hasta que de repente  vio un cartel. Ese era el despacho del comisario Orase. Dentro había varios hombre, uno de ellos rubio... Concéntrate Marie has venido año que has venido. Se armó de valor y se dirigió a la puerta, llamó brevemente hasta que oyó un adelante. De los tres, el comisario debía de ser el de mayor edad.

— Perdone que los moleste— Empecé.— Puedo hablar con el comisario Darlas Orase, por favor.

— Soy yo.—  Respondió un hombre de unos cincuenta y mucho, de pelo con algunas canas— ¿En que puedo ayudarla señorita?

Había acertado, era ese. Me dispuse a explicárselo todo.

— Soy Marie Avery, la hija de Mark Avery, quería hablar con usted sobre la carta que usted envió a mi padre.

— Señorita Avery es un honor conocerla, su padre me había mucho de usted. Jamás creí verla con mis propios ojos. Si me disculpa un segundo.— Habló para los agentes que habían permanecido callados en la breve presentación.— Señores, busquen a familiares, amigos o cualquier persona que pueda saber una posible conexión entre Victoria Moreno y el asesino de seda.

Los agentes salieron mencionando posibles conexiones.

— Bueno usted me dirá señorita Avery, que le trae por aquí.— Preguntó el comisario.

— Por favor, llameme  Marie.—  Pedí.— Verá ayer recibí su carta y tengo que decir que me sorprendió mucho su petición sobre todo teniendo en cuenta que mi padre falleció hace nueve meses de un repentino ataque al corazón.

— Ohhh, lo siento mucho de verdad, tiene usted que perdonar mi falta de respeto y cortesía.— Respondió el comisario sorprendido.

— No pasa nada ya he superado su perdida, solo me sorprendió mucho su carta y , si me permite decirlo, también su petición.

— Bueno no debería sorprenderla tanto, su padre era un excelente comisario y muy buen investigador.

— Si, lo era.— Corrobore yo.— Y quiero que sepa que si puedo ayudar en algo, que estoy aquí y puede que no sea tan buena como mi padre pero quizás pueda ayudar.

La sorpresa se notó en su cara un segundo nada más, luego volvió su cara comodín.

— De verdad que es un detalle, pero no creo que sea necesario.—  Respondió él amable.

— En fin, pues entonces creo que ya no tengo que hacer nada más aquí.— Respondí y me levanté de la silla.—  Adiós comisario espero que nos veamos en otras situaciones mejores.

— Eso espero Marie.

Salí del despacho todavía cabreada. Oí a los agentes decirle al comisario que Victoria Moreno no tenía familia, pues claro que la tenía ayer mismo su hermana había comparecido ante los medios.

— Perdón les he escuchado hablar y creo que se equivocan.— Todos me miraron incluso el comisario, bien iba a demostrarles que podía ser útil.— Victoria tenía una hermana. Olive, creo que se llamaba.

— Comprobarlo.— Mandó el comisario con cara de asombro.

— ¿Ese no es Michael Smith?— Pregunto uno al que no conocía.

— Mierda lo que nos faltaba.— Exclamó el comisario.

— Por favor, deje que yo solucione esto.— Me miró y supe que tenía una oportunidad.

Un hombre trajeado se abría paso hasta nosotros, no era otro que mi rival Michael Smith. Él me vio pero hizo como que no.

— Comisario Darlas, soy Michael Smith y he sido contratado como detective consultor por la señorita Olive Moreno.— Expuso rápidamente.

— Puede que por la señorita si, pero para lo otro que venias me ha adelantado.

— Marie que sorpresa.—  Se le había puesto cara de sapo.— No estas ocupada cambiando pañales.

— Eres muy gracioso, pero las gracias como de costumbre no te van a salvar de ser derrotado.

En su cara se noto la cólera y la vergüenza una vez mas lo había avergonzado, pero un fallo y se la comería con patatas.

— Esta bien Marie el caso el tuyo, pero ten cuidado de que el asesino de seda no se fije mucho en ti porque podrías acabar como tus víctimas.— Respondió resplandeciente.

El asesino de sedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora