Penúltimo capítulo.- Cerca de la verdad.

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-Si haces un solo descuido-

-Los "intrusos" descubrirán tu secreto-

-Sería tan infortunado que todos tus planes sean arruinados-

-¿No es así?-

Penúltimo capítulo.- Cerca de la verdad.

— Padre, ¿ahora por qué me estás llamando a esta hora? Mejor dicho, ¿por qué me estás llamando todos los días? Agradezco bastante que desees saber mi situación, pero siento que haces esto con otra intención, ¿verdad? — Da un leve bostezo, ya era bastante tarde para llamar a esa hora por teléfono.

— Se inicia con un "hola Padre, ¿cómo estás?", deberías tener más respeto con las personas mayores, te has vuelto rebelde estos últimos días, querida.

— Lo siento. — Cierra sus ojos por un momento; se sentía bastante cansada. — ¿Quieres decirme algo o sólo llamas para tener una "charla casual"?.

— Llamaba porqué deseaba saber si ya hiciste... — Fue interrumpido.

— No, y no lo haré. — Alza la voz, aunque luego tapa su boca con su mano izquierda al darse cuenta que no debe hablar fuerte por sus hermanos que ya están dormidos.

— ¿No? — Repite la respuesta de su hija.

— No, y por favor, te pido que ya acabemos con esto, no es bueno para ellos ni para nosotros.

— ¿Hablas en serio? — Su voz "jovial" y "cómica" había cambiado. — Sabes, mi "amada hija", te dije que no podías ¡ni debías! dar vuelta atrás a esto, así que no, continua con esto o...

— ¿O qué? ¿Me harás daño? — Trataba de retarlo; en realidad, ella tenía mucho miedo de que su Padre no negará sus interrogantes, ¿su Padre podría llegar a ese grado sólo por su avaricia y soberbia? ¿Dónde había quedado ese Papá amoroso del cual amaba tanto?

— Haz lo qué te pido, no preguntes cosas que ya conoces su respuesta. — No fue necesario darle una respuesta clara, con eso, había dado entender todo. — Te arrepentirás si no continuas con esto, hija. — Termina la llamada al terminar con aquella amenaza.

— Padre... realmente eres muy cruel. — Abrasa con fuerza una de las almohadas. — Debes entenderme, ellos han sido tan buenos conmigo, no quiero hacerles daño. — Unas lágrimas "traviesas" bajan por sus delicadas mejillas. — No deseo continuar con esto.

...

— Buenos días, Onee-chan. — El más joven de los hermanos Asahina abraza a su hermana mayor. — ¿Vas ayudar a Kyo-tan en preparar el desayuno? ¿Yo también puedo?

— Buenos días, Wataru. Por mi no habría ningún problema, pero primero debemos preguntarle a Ukyo-san si está de acuerdo. — Se separa un poco del menor.

— Onee-chan, ¿estás bien? — Toma su mano y fija su vista en la "triste mirada" de su amada hermana mayor. — Te ves triste.

— Estoy bien, estoy cansada, eso es todo. — Mentir ya era un "hobbie" para la joven, tanto así era, que podría ser ya una especialista en ello.

— ¿En verdad? — A pesar de sólo ser un niño, realmente sabía que su hermana estaba mintiendo, y de alguna manera, deseaba aliviar aquel dolor por el cual ella estaba pasando.

— Si. — Y de nuevo, otra mentira más. A pesar de ser una "pequeña mentira", no quiere decir que no cause mucho daño a la persona que la está escuchando.

— Si Onee-chan necesita algo, lo que sea, puedes pedírmelo, no importa en el momento que lo necesites, yo siempre estaré para Onee-chan. — Toma con más firmeza su mano, además, trato de darle una de las mejores sonrisas que él tenía para elevar el ánimo de su hermana.

— Lo tomaré en cuenta, Wataru-chan, gracias. — Los dos comienzan a caminar hacia el elevador, en silencio. El pequeño esperaba que pronto su amada hermana volviera a como era antes, una joven feliz, con un toque de humor que él consideraba extraño, pero con un gran corazón.

...

Pasaron unas semanas desde la llamada de mi Padre.

Desde ese día, desobedecí las órdenes que me había dado.

Adoro y admiro mucho a mi Padre, pero ya no podía permitir que siguiera cumpliendo sus caprichos. Si él era feliz, las demás personas a su alrededor no lo era. Y aunque él se daba cuenta de ello, no le importaba en absoluto.

La muerte de mi Madre le afecto bastante, pensaba que viviríamos bien si estábamos juntos y nos apoyábamos mutuamente. Lamentablemente, no fue así.

Mi Padre me utilizaba para conseguir dinero fácil y rápido. Nunca me uso de una manera sexual (de alguna manera, agradecía que no aceptara ese tipo de tratos), pero en la manera en la cual me utilizaba, no me gustaba.

Aunque tratase de olvidar mi pasado, con mi Padre instigándome a continuar con esta vida y yo aceptándola de mala gana, me negaba a seguir en el camino correcto, un camino que yo deseaba recorrer y dejar todo atrás.

Antes de llegar a una "conclusión" y decidir qué hacer para acabar con este "plan" que ha creado mi Padre, el timbre de mi habitación fue tocado, haciendo que el sonido me sacara de mis pensamientos.

— ¿Quién es? — Se levanto de su cama para acercarse a la puerta.

— Soy yo, Ukyo. — La voz del rubio fue escuchada del otro lado de la puerta.

— Ah, ya voy. — Apresura un poco el paso para atender a su hermano "favorito". Trataba de negarlo, pero las acciones de este conmovieron el "frio" corazón de la chica. Ese sentimiento desconocido para ella, la hacía sentirse extraña, es por eso, que descubrió la razón por la cual se sentía de esa manera. Al abrir la puerta, vio a su "amado" con una mirada algo deprimente. — Ukyo-san.

— Mizuki. — Su voz se escuchaba quebrada. Verlo de esa manera, extrañamente, "contagiaba" ese estado de ánimo. — Por favor... — La chica nota un movimiento algo lento de su parte, la mano del rubio se movía delicadamente hasta su mejilla, sujetándola con mucho cuidado. Su mano temblaba, parecía que tuviese miedo de terminar su frase. — dime que las palabras de aquel hombre son mentiras. — Su mano izquierda fue posada en el hombro derecho de la chica. Está abrió su boca para decir algo, pero no pudo hacerlo. — ¿Ese hombre está mintiendo, cierto? — Por primera vez, vio al rubio llorar enfrente de ella. El estaba así por su culpa, y ya presentía de qué trataba de decirle su amado.

— ¿De qué hombre me está hablando, Ukyo-san? No lo entiendo. — Sus manos tratan de quitar aquellas lágrimas que había derramado su amado. No deseaba ver esa faceta de él, le dolía tanto verlo así. — Por favor, explícame. — La petición de ella no fue acatada, lo único que obtuvo, fue algo que en verdad no esperaba en absoluto. Un beso. Un beso desesperado por no aceptar las palabras del hombre desconocido. Un beso lleno de amor, pero también, con terror y angustia. — ¿Ukyo...? — Sin decir nada, el rubio tomo su mano y le indico que lo siguiera.

...

Al llegar a la sala, todos sus hermanos discutían con el hombre desconocido para ellos, por el contrario y por desgracia, ella lo conocía muy bien.

Estando frente a todos sus hermanos, teniendo a un lado a su amado que continuaba sosteniendo su mano, con mucho temor, articulo unas sencillas palabras que enfrió la sangre de los "espectadores".

— ¿Qué haces aquí, Padre?

El hombre, al escuchar a la joven, dio media vuelta, mostrando una gran sonrisa.

— ¿Así es como saludas a tu Padre cuando te visita? — Alza sus brazos, como si este quisiera un abrazo "fraternal" de su amada hija.

-El juego de "la casita feliz"-

-Se acabo-

Un amor del pasado... se hace presente. [Brothers Conflict]『Finalizada.』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora