capitulo 6

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En la primera página encuentro  un título y dos imágenes. Las letras son grandes y redondeadas en letra cursiva. Se podría decir incluso que es una linda caligrafía aunque la letra “o” sea remplazada por un estúpido corazón.  Se encuentran escritas en color azul formando la sencilla frase: Diario de Ella Fiarello. 

Las imágenes parecen ser fotografías pegadas a la hoja,  Ana realmente se ha tomado en serio esta mierda sacando incluso copias a color. ¡Mi amada esposa no se rinde en esta batalla!  

La primera imagen se encuentra a la izquierda en diagonal hacia arriba, es al parecer una fotografía tomada desde una canoa en un lago o un oscuro mar, a un pequeño puerto y un conjunto de casas clavadas en un áspero y rocoso terreno. Las casas  son en su mayoría blancas con techos de colores y unos cuantos arboles a su alrededor. Se podría decir que es un lindo lugar, me recuerda algunos sitios que visitamos en la luna de miel en Londres. 

La segunda se encuentra opuesta a la primera, abajo y también en diagonal, es una fotografía hermosa que muestra un terreno elevado de tierra, piedras y algo de pasto, desde donde  se ve un atardecer sobre el agua. Aunque obviamente no es una foto profesional es increíble. Me recuerda el atardecer de nuestra nueva casa. 

¿Que son estos lugares y dónde quedan? ¡Sigue leyendo Grey, así lo sabrás! 

Nuevamente respiro profundo  mientras tomo la hoja para pasarla y me doy cuenta que mis manos están sudando. Me encuentro  con la misma caligrafía aunque con letra más pequeña. Está escrita con tinta negra aunque la fecha  se encuentra en azul.   

5 de Julio 1982 

Aun no puedo creer que este escribiendo este estúpido diario, por mucho que me resistí a la insistencia de mi madre y al Dr Becker estoy sentada aquí sin saber que debería escribir. 

Ellos creen que debo aflorar más mis emociones y no permanecer tan impasible, ya que al parecer esa es la razón de que sea tan incontrolable cuando la rabia finalmente me invade. Dicen que una chica de 18 años tan “bella” como yo  debería tan solo sonreír.  

“Eres como como un terrero con una tonelada de dinamita tres metros bajo tierra, nadie la ve, pero cuando estalla no queda nada” las malditas palabras del Dr. Becker aun retumban en mi mente. ¡Desearía ser esa dinamita enterrada bajo su casa estúpido loquero! 

No entiendo por qué alguien quiere escuchar  los rayones mentales que tienen las otras personas,  para mí eso se llama morbosidad. ¿Acaso no tienen ellos sus propios problemas? 

Tal parece que no soy buena manejando el abandono, pero supongo que nadie es un maldito genio en esta materia. El hecho  de que el hombre más importante de mi vida decidiera abandonarnos a mi madre y a mí en un momento tan difícil y una época tan violenta me ha dejado un enorme agujero en el pecho. 

Puedo entender que sintiera miedo y quisiera huir, lo que no termino de entender es como puede echar carrera y abandonar a su mujer y su hija.   ¡Soy su hija!, lo más importante que ha hecho en este mundo. Lo que más debería amar. ¿Acaso no pensó en lo que nos pudiera pasar aquí? ¿Que ser sin corazón haría algo como eso?  Además tener que……. 

Cierro el cuaderno, me levanto y lo lanzo contra el estante que está  frente a mí. Algunos otros libros también caen por el choque y se esparcen por el suelo. Camino con mis manos agarrando mi pelo y con la respiración acelerada. 

¡Cómo mierda pudo esa puta maldita criticar el abandono y la falta de amor por un hijo! 

Que estúpido fui al querer leerlo, sentí que abría las puertas del mismísimo infierno y ahora me estoy quemando en su abrazador fuego. ¡Mierda, mierda, mierda! 

Siluetas de cincuenta sombras - L. Farley -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora