Capítulo uno

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N/A: Hola chicos, yo se que yo nunca dejo notas pero aquí si es necesario, este es un fic con una temática un tanto oscura así que aviso que habrá descripciones de violaciones, obviamente que eso no significa que sea un comportamiento que yo apoye, recuerden NO ES NO. Y bueno no tengo más que aclarar, bajo advertencia no hay engaño así que espero que puedan disfrutar de este trabajo que a mi parecer es el mejor que he escrito alguna vez.

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Era un día como cualquier otro y Harry Potter se encontraba en la madriguera Weasley, los pelirrojos acababan de crear un desastre en casa de los Dursley al recogerlo para ir a la final los mundiales de Quidditch.

El ojiverde se encontraba en la sala y respiraba entrecortadamente, tenía miedo, demasiado a decir verdad pero suponía que nadie se atrevería a hacer nada, no estando Arthur y Molly Weasley cuidándole, nada le pasaría...... pero se equivocó.

-Harry querido- dijo Molly- me alegra que estés bien. Sabes que estás en tu casa

-Gracias Sra. Weasley

-Arthur y yo saldremos un rato, pero no te preocupes volveremos pronto y mañana temprano partimos- y sin más su única esperanza de protección se fue. Su corazón latía a mil por hora y sus manos sudaban sin parar.

-Harry- murmuro Ron con una gran sonrisa- Es hora de que nos pagues

-Pagar?- trago saliva- De que hablas?

-Pensaste que irías gratis Harry?- dijeron los gemelos al mismo tiempo

-Podemos ir a Gringotts y...

-No esperamos dinero- le interrumpió Percy mientras cerraban un circulo a su alrededor

-Que sucede chicos?- dijo Bill entrando en la habitación

-Creo que tenemos aquí un juguete, cierto?- declaro Charlie sonriendo

-De verdad?- exclamo Bill- tu Harry? Haha nunca lo imagine

-Bien, pues si piensan hacer algo, mejor vayan a la habitación

Entre George y Fred obligaron a Harry a ponerse de pie y lo llevaron escaleras arriba, Percy y Ron les siguieron mientras Bill, Charlie, Hermione y Ginny se quedaban sentados como si no estuviera ocurriendo nada.

Una vez en la habitación de Ron, el pelinegro se vio arrojado a la cama mientras la puerta era cerrada con pestillo, sintió su cuerpo temblar por completo y las lágrimas luchaban por salir ante el miedo y la anticipación.

-Por favor Ron- susurro conteniendo un sollozo- no estamos en el colegio

-Nos importa un bledo- rio George

-Sigues siendo el juguete... nuestro juguete- concluyo Fred

-Y tu Percy?- cuestiono Harry sintiendo crecer el enojo en su interior- Tu ya no eres estudiante!

-Ha... yo solo quiero disfrutar de un buen espectáculo- sonrió- el trabajo puede esperar- termino mientras tomaba asiento en un pequeño sofá frente a la cama

Sin esperar más los tres Weasley tomaron a Harry y lo desnudaron arrancando y rompiendo cada una de sus prendas, su tacto era agresivo y violento, no les importaba si lastimaban a Harry solo interesaban ellos mismos y su propio placer.

-Basta- sollozo Harry manoteando mientras los gemelos aparecían una soga y lo ataban de pies y manos para suspenderlo en el aire.

-Cállate- siseo Ron con vela en mano y la encendió pasándola lentamente por el vientre del niño que vivió

-Aggghh... NO!!!- grito Harry moviéndose y agitándose, cada movimiento que hacia le laceraba más muñecas y tobillos pero el solo buscaba alejarse del quemante fuego

-Guarda silencio- ordeno George amordazándolo. Ambos gemelos ya estaban desnudos y con una orgullosa erección, con un movimiento de varita George apareció una especie de fuete y golpeo su costado al tiempo que Ron dejaba caer cera caliente en su espalda.

Las lágrimas corrieron libres por su rostro y la mordaza amortiguo sus horrorizados gritos. Los Weasley parecían disfrutar mientras más sufriera él y se lo demostraban al reír mientras Fred le penetraba fuerte, rápido y sin preámbulos desgarrándolo y haciéndole sangrar ante cada estocada que daba, sin embrago lo que más le dolía al ojiverde era su orgullo, sentir que su dignidad y alma se despedazaban. El dolor físico ya no era nada pues ya se había acostumbrado a ello, el asco que le produjo el falo a George en su boca después de arrancarle la mordaza ya le parecía algo cotidiano pero aun así conservaría su orgullo, no estaba dispuesto a entregárselo tan fácilmente a Gryffindor.

Con una serie de gruñidos y gemidos sintió como los tres eyaculaban, en su interior, su rostro y su vientre, cayo de golpe a la cama cuando cortaron las sogas y observo como se vestían y se largaban sin siquiera dirigirle una mirada. Ahí hecho un ovillo dejo sus lágrimas correr en silencio asqueado de sí mismo.

-Ya no puedo más- susurro bajito mientras limpiaba su cuerpo entre sollozos y se cubría con una manta- No puedo vivir así.

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El juguete de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora