Capítulo siete

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El sentimiento de pertenencia de Harry hacia la casa de Slytherin era más que evidente, todo podían observar como poco a poco se transformaba en una legitima serpiente y eso incluso asusto al director que no podía dejar de compararle con Tom Riddle.

Los días faltantes para la primera prueba del torneo eran cada vez menos y Harry se sometia a un entrenamiento intensivo con su jefe de casa, quien por cierto se mostraba cada día más abierto con el azabache a tal grado que por el colegio corría el rumor de que Harry Potter era el nuevo estudiante favorito de Snape. A pesar de los entrenamientos el ojiverde seguía cumpliendo con todas sus materias, llago el momento en que tuvo la satisfacción personal de contestar durante toda la clase de Runas antes que Granger, claro sin parecer un sabelotodo pedante, cosa que la hacía rechinar los dientes.

Un viernes Harry cenaba tranquilo con sus amigos mientras terminaba 30 cm de pergamino para la clase de astronomía, cuando noto que los Gryffindor (o los que no seguían en la enfermería debido a la fallida clase de antídotos de hacía unos días), lo miraban con mucha atención y algunos incluso sonreían, esto lo puso muy nervioso sin embargo no podrían hacerle nada estando bajo la protección de las serpientes.

-En que piensas Harry?- contesto Draco abrazándolo tiernamente

-En que tengo clase con el profesor Snape- dijo el ojiverde antes de terminar su jugo de calabaza- y no puedo llegar tarde

-Vamos! Nuestro jefe de casa te adora- rio Pansy secundada por Daphne- no le importaría si llegaras tarde

-Pero yo soy un buen Slytherin- contesto Harry soltándose de Draco quien miraba a las chicas con el ceño fruncido- y por tanto soy puntual- termino poniéndose de pie y acomodando su túnica. Se retiró en dirección a las mazmorras, no sin antes notar de nuevo las miradas de los leones.

El pelinegro camino con calma, sin embargo súbitamente noto que algo cambiaba, algo extraño le pasaba haciendo que un terrible vértigo se adueñara de él, sentía la boca seca y el cuerpo le temblaba sin razón, sus manos sudaban y un calor insoportable le recorría. Forzando su cuerpo al máximo llego al despacho del pocionista y aporreo la puerta

-Que sucede?-dijo el mayor abriendo la puerta molesto- Potter? Que te sucede?- inquirió preocupado mientras le hacía sentarse en una silla y después cerraba la puerta

-No... no lo sé- el menor temblaba descontrolado- Es... estaba... b-bien...

-Ha sido después de comer?

-Si- murmuro el joven apretando las mandíbulas

-Budín... sopa... jugo de calabaza...

-Nunca tomas jugo de calabaza- declaro Snape extrañado

-Tenía sed....

-Mírame- exigio el profesor examinando cuidadosamente su rostro. Suspiro lastimeramente al notar las pupilas totalmente dilatadas

-Notaste a Gryffindor muy pendientes de ti, cierto?- el chico asintió- creo que te han drogado...

-A...ayude...me

-No es una poción- suspiro de nuevo- me temo que es una droga muggle y no puedo hacer nada para detenerlo sin empeorarlo

-Aggghh....no lo... s-sopor...to

-Toma esto- dijo dándole un vial con un líquido claro- te ayudara con los temblores pero la droga debe eliminarse por sí misma

-Aggghh- Harry bebió obediente pero el horrible calor en su bajo vientre era demasiado terrible

El juguete de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora