CAPÍTULO TRES.

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Izan se pasó toda la tarde leyendo y leyendo cosas sobre María, esa mujer es increíble, salía en una gran cantidad de noticias y todas ellas por haber ayudado a alguien o por haber conseguido algún premio.
También leyó noticias sobre su familia, y al parecer son grandes empresarios con mucho poder en Madrid.
Después de todo lo que leyó, no le sirvió de nada para averiguar lo que estaba buscando.
María y Laura tenían que estar relacionadas, pero ¿cómo? ¿por qué?, ninguna sabía de la existencia de la otra, pero sin embargo había algo que las unía, su gran parecido.
Después de darle tantas vueltas al asunto y sin ningún resultado, Izan cayó rendido en la cama del hotel.

Mientras tanto, María en su casa, no paraba de pensar en Laura y en su repentino interés por ir a su funeral, es algo que ni ella entendía porqué, solo sentía que tenía que ir, y eso haría.
Y con ese pensamiento se echó a dormir.

Al día siguiente Izan acudió al hospital para hablar con María sobre el funeral, que sería al día siguiente en Granada, ya que los padres de la difunta así lo querían.

Llegó a la planta donde se encontraba la consulta de la doctora, y pasó sin llamar.

-Buenas doctora, venía a avisarle de que el funeral de Laura es mañana, y es en Granada.- dijo nada más entrar.

-Buenas Izan, no te esperaba para nada, pero ya que has venido aprovecho para decirte que la semana que viene empezamos con tu rehabilitación.-sonrió- y respecto al funeral, ¿has dicho que es en Granada? No tengo coche -en realidad sí lo tenía, pero quería ir con Izan- y no hay quien me lleve, ¿podría ir contigo?

A Izan le incomodó la pregunta, ya que desde su punto de vista la doctora estaba cogiendo mucha confianza, y él, por ahora no estaba preparado, pero aun así no le negaría la petición.

-Voy en bus, ya sabes, tampoco tengo coche-intentó hacer un amago de broma- pero puedes venir conmigo.

-Muchas gracias Izan, la verdad es que no quería ir sola, y sobre todo porque no conozco a la familia.

-No importa, todo apoyo es bien recibido en estos casos.-sonrió.- y bueno, si no te importa, tengo que irme a arreglar algunos asuntos antes de irnos, a las 8 le espero en la estación de autobuses de la avenida América.-Dicho eso se marchó.-

Después de la marcha de Izan, María llamó a uno de sus compañeros, Alex Fernández, para pedirle el gran favor de cubrirle el día mañana.
Alex, a parte de ser su compañero, para María es uno de sus mejores amigos, que siempre está ahí cuando le necesita. Que pena que para Alex, ella sea más que eso.

-Hola Alexito ¿qué tal todo?-Habló María en cuanto Alex descolgó.-

-Hola, guapa, de maravilla ahora que me llamas, ¿y tú?-

-¿Qué te he dicho de hacerme la pelota? Conmigo esas cosas no funcionan Alex-Rió- pues muy bien la verdad, pero necesito un favor.

-Anda, ya decía yo que tu no me llamas así porque sí, desembucha, en que puedo ayudarte.-se ofreció-

-No seas bobo, si no te llamo es porque te veo todos los días y no me hace falta llamarte.-se rió- ¿podrías cubrirme el día mañana? Me voy de Madrid ese día, es algo importante.

-Claro, ya sabes que puedes contar conmigo, pero ¿puedo saber qué cosa es tan importante para irte de Madrid?-A Alex le picó la curiosidad, a saber que locura se le había ocurrido ahora a su amiga.-

-Pues la verdad es que voy al funeral de una chica que ni conozco. A ver dicho así suena muy descabellado, pero no sé Alex, tengo la necesidad de ir, y no entiendo porqué.

-María, no te metas donde no te llaman, siempre tienes la misma costumbre, y siempre te pasa algo, ¿es qué no aprendes la lección?.-Alex estaba preocupado por su amiga, siempre salía mal parada de esas locuras que se le ocurrían.-

-No Alex, no me vengas con lo de siempre, voy a ir y punto.-María estaba harta de que siempre le dijese lo mismo.-Bueno muchas gracias por tu ayuda, ya te contaré que tal me ha ido.

-Tu verás María, pero luego no me vengas lastimándote. Bueno, adiós.-se despidió y cortó la llamada.-

Después de esa llamada, María se aseguró de que no tendría más pacientes ese día y se fue a coger el billete para esta noche, y luego a su casa para prepararse algo para llevar.

Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, estaba Izan tumbado en la hierba de un parque mirando al cielo, pensando en lo que le esperaba mañana al pisar las tierras del sur, aquellas que tanto le iban a recordar a ella, y ya no solo eso, sino la reacción de sus ex suegros al verle.
Todo se había complicado desde antes de ese accidente, Laura estaba muy rara y no entendía el porqué, discutían por todo y le sacaba pegas a todo, y ya ese día, fue la gota que colmó el vaso, y por desgracia la situación acabó de la peor manera.
Izan seguía metido en sus pensamientos, hasta que su teléfono móvil sonó, era un número desconocido.

-¿Sí?¿Quién habla?-Preguntó extrañado-

-Soy yo, María, espero que no te moleste el que haya cogido tu número de teléfono del hospital.-Se disculpó la chica.- Bueno, a lo que iba, ¿dónde estás? Llevo media hora esperando, y el bus sale en 40 min, como no apures, lo pierdes.

-¿Qué, qué?-Izan estaba aturdido, se le habían pasado las horas sin darse cuenta.-En unos minutos estoy ahí.-Dicho eso, colgó y echó a correr dirección la estación.

Veinte minutos después, Izan llegó sofocado a la estación, y visualizó a María sentada en un banco con un bolso en los brazos.

-Hasta que llegas.-Bromeó María.

-Lo siento, estuve ocupado, y no me di cuenta de la hora.-Se disculpó.-

-Nada, tranquilo, has llegado a tiempo, quedan 20 minutos para que llegue el bus, ponte cómodo.-Palmeó el sitio vacío a su lado.

Izan obedeció y se sentó a su lado, le incomodaba su cercanía, sentía que estaba sentado al lado de Laura, y no era así, Laura estaba muerta, y por su culpa.

-Y cuéntame Izan ¿qué tal tu estancia en Madrid?-Rompió el silencio la chica.-

-Ya había estado más veces aquí, así que como siempre.-Se encogió de hombros.-

-Ah, ¿y dónde te alojas?-Preguntó curiosa.-

-¿Y eso qué importa ahora? No te entiendo, de verdad que no, no sé porque haces esto, no sé porque quieres llevarte bien conmigo, venir al funeral de mi novia que no conoces, y encima vienes conmigo, ¿qué te hace pensar que no soy un psicópata?-Izan estalló, ya no podía más, tanta amabilidad de parte de la chica le estaba desconcertando.-

-¿Pero a ti qué te pasa? Solo intento ayudar, a diferencia de ti, no soy una borde.-respondió María enfadada.

-No necesito tu ayuda, solo quiero que me dejes en paz, ¿no te das cuenta de que no haces más que recordarme a ella?.-

-¿Qué yo qué? Perdona por solo querer ser buena persona.-

-¿No te das cuenta? ¡Eres el vivo reflejo de ella!-Gritó Izan exasperado.

-¿Qué?.- respondió la chica sorprendida.

Izan cabreado, sacó el móvil y le enseñó una foto de él con Laura.

-No puede ser, es idéntica a mi.-

Otra vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora