CAYENDO EN MI OBSESIÓN [PAUSADA]

Capitulo 3

(Los personajes han sido tomados prestados para esta historia al igual que la idea original)

Capítulo 3:

Así paso un tiempo y Hermione se hallaba en su departamento, mientras veía su equipaje, cinco maletas, dos bolsas de viaje, y un enorme neceser. Entró una llamada a su teléfono, ella podía adivinar muy bien de quien se trataba. Al día siguiente partiría en un avión a la playa, donde pensaba disfrutar de unas merecidas vacaciones, aparte de que tenía un contrato firmado para una agencia de publicidad.

–Diga. –contestó.

–Hola, encanto.-dijo la voz al otro lado. Y vaya que la castaña no se habia equivocado.

– ¿Qué tal, Harry?

–Bien, ¿cuándo llegas?

–Mañana.

–Te estaré esperando en el aeropuerto con mi auto. ¿Te parece bien? ¿A qué hora llegas?

–A las doce del día.

–Estaré allí.

–Harry ¿por qué te molestas? Hay taxis, y tengo amigos que pueden ir por mí.

–Es decir, que yo paso por tu vida sin pena ni gloria.

–Ya hablamos de eso y sabes cómo pienso.

–Todo pensamiento tiene opción a cambiar.

–En lo que respecta a nosotros, no. Te lo digo para que no te canses.

–Mira que eres terca.

Hermione no era terca, estaba profundamente enamorada de él. Pero conocía muy bien como era. Un hombre de negocios, que prefería divertirse a comprometerse. A la castaña eso no le iba, y si bien no se lo habia dicho con palabras claras, prefería que Harry dejara de pensar que ella era una joven fácil de conquistar. Le costaba negarse, pero eso tampoco él no lo sabría.

–Ve si gustas. –dijo con falso desgano–, pero si alguien llega antes, no dudaré en aceptar.

–De acuerdo, iré.

Esa mañana también la llamó Ron diciéndole que iría con ella, pues su familia con quien pensó ir en un momento habia decidido ir en auto. Hermione le dijo que fuera a recogerla y antes de las once, ya estaban subiendo a su auto. En todo el recorrido no conversaron nada, pero si cuando se subieron al avión.

–Me ha perseguido durante un mes. –continuo diciendo ella.

– ¿Y tú? –preguntó

–No lo esquive. –fue honesta.

–Harry es estupendo, pero cómodo y aferrado a su libertad. ¿Por qué no te deja en paz si ya sabe que tú eres tela barata ni fácil de modelar?

–Eso pregúntaselo a él.

–A ti te gusta, ¿verdad?

–Yo lo amo, Ron.

Su amigo dio un brinco en su asiento al escuchar aquello. No podía creer lo que estaba escuchando.

– ¿Cómo has cometido la debilidad de enamorarte?

–No se comete. Llega, la aceptas e intentas destruirla.

–Pero el sentimiento sigue dentro.

–Sí, desgraciadamente, sí. –admitió la castaña.

–Si Harry lo sabe, estas perdida. –se lo advirtió.