Ciento veinticinco, ciento veintiséis, ciento veintisiete y ciento veintiocho. Ciento veintiocho grietas hay en el suelo, bien ¿que mas se puede hacer? Podría volver a leer ese parágrafo que tanto me encanta o mejor aún leer todo el libro unas dos o tres veces mas. Si, definitivamente he perdido la cabeza, solo estoy aplazando lo inevitable. Podría ser de gran ayuda si el de la celda de al lado me contestara en lugar de solo gruñir como idiota. No tiene caso, todos aquí están huecos ya, es extraño, si tomamos en cuenta el tiempo que le tomó a los otros perder toda su esencia creo que ya debería haberme tocado a mi, quien sabe, puede que sea mi libro que me ha acompañado desde que tengo memoria. O quizá este anillo que encontré en una de mis incontables aventuras antes de volverme no muerto me haya ayudado. Podría ser, pero no hay ni una pizca de información acerca de el en mi libro y su grabado no es nada que haya visto antes...
¿Que fue eso? Alguien viene del... ¿techo? Una llave cae desde el tragaluz enfrente mio y veo desde arriba a un misterioso caballero que sin decirme una palabra se levanta y sigue con su camino.
-¡Hey! -Le grité
No hubo respuesta y el caballero ya se había ido.
-...Gracias...
Supongo que es hora de irse, por si acaso tomare la espada rota con la que he estado anotando mis días de estadía en la pared, no parecen ser muchos pero fue por que me aburrió hacerlo después del centésimo día. Tan solo recemos por que sea la llave correcta...
Libre, soy libre...
-¡LIBERTAD! ¡JA JA! -No podía contenerme, sabía que técnicamente aún no era libre pero era... Oh oh...
Parece que mi grito a alterado a mis antiguos compañeros que estaban fuera, cabe resaltar que todos ellos estaban huecos ya. En cuanto se me abalanzo el primero mi primer instinto fue blandir mi espada (o parte de ella) en la cara del no muerto. Y así con el segundo y el tercero.
Tanta fue la adrenalina que no había notado el enorme demonio que estaba a mi derecha separado por varios barrotes de metal algunos de ellos doblados con el cadáver de lo que pudo haber sido un recluso en este refugio...
-Voy a necesitar una espada mas larga.
Continué con mi camino hasta que llegue a una escalera lo que me esperaba al final de esta no era mas que un patio pequeño y un portón al final de este, claro sin mencionar la hoguera que estaba en medio del patio, he usado estas antes pero nunca estuve muy seguro de su utilidad, solo se siente una agradable sensación cuando descansas junto a ella. Debería encenderla y descansar, aún no he recuperado el aliento de esos no muertos.
Podría quedarme sentado junto a ella por toda una temporada pero tengo una misión que cumplir, o eso creo... No importa con tal y no vuelva a tener que contar las grietas del suelo.
Empujando las dos puertas me adentro a lo que parece ser el salón principal de este lugar. Esta vacío y la puerta de lo que creo que es la salida esta justo delante mía, pero algo no cuadraba, el ambiente se sentía tenso y olía a muerte. No fue hasta que di unos cuantos pasos cuando un demonio cayó enfrente de mi y comenzó a dirigirse hacía mi. Estaba paralizado del miedo, no podía pensar con racionalidad solo llegué a ver un mensaje en el suelo que decía "¡Corre!" pero ya era muy tarde, mis entrañas se encontraban aplastadas por el martillo del demonio.
-Entonces es así es como acaba... -Tan solo cerré mis ojos y dejé de sentir dolor alguno.
-¿Estoy muerto ya? -Me pregunté antes de volver a abrir mis ojos y ver que estaba sentado delante de la hoguera.
-¿Pero cómo? ¿Fue un sueño acaso? No, el dolor aún puedo recordarlo.
Entonces esta es la realidad de la maldición de los no muertos...
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El joven no muerto
FantasyEsta es la historia de un joven aventurero victima de la maldición de los no muertos. Acompáñalo en su aventura sobre que le depara el destino y descubrir los secretos del ambiguo reino de Lordran.