-Mmm... Mmmmmm...
-Ehmmm... Hola...?
-Mmmm... mmm... ¡Mm! ¿Oh, oh?
Parece que el caballero con una singular pieza de armadura que le da un aspecto de cebolla se enteró al fin de mi presencia.
-Perdón, estaba absordo en mis cosas.
-Oh, no hay problema.
-Soy Siegmeyer de Catarina.
-Soy Oscar de... -Creo que no le pregunté a Solaire de donde venía ese tal Oscar... supongo que usaré la misma que Solaire y Andre. -Disculpa, a veces se me dificulta recordar quien soy. -Una pequeña medio verdad nunca está de más.
-Mmmmhmmm.
-Dejame empezar de nuevo: Soy Oscar de Astora. Un gusto.
Siegmeyer me miró por su delgada línea de visión que le permitía su yelmo de forma de cebolla. No quise alargar las cosas y solo le pregunté que lo traía a este lugar en el que solo hay un portón cerrado y no la hoguera del herrero que solo está a un pasillo de distancia.
-La verdad es que he chocado contra una pared.
-¿Pared? ¿No querrás decir--
-O una puerta, más bien. -Es un portón no una puerta...- Está cosa no se mueve.
-Creo que esa es la función de--
-Por mucho que espere. ¡Y vaya si he esperado!
Solo me quedé callado y lo dejé continuar.
-Y aquí estoy, metido en un lío. ¡Valorando las opciones que tengo! ¡Ja, ja, ja, ja!
-¿Que tal y si me acompañas mientras esperas a que se abra?
-Sigue cerrada... Mmm... Sigue cerrada... Mmmh...
Parece que no tiene caso... no se moverá de aquí hasta que ese portón se abra...
-Mmmmh.
Esta vez fui yo quien hizo ese resoplido, este caballero, Siegmeyer parece ser muy inocente para este estilo de vida, pero con ver el tipo de espada que lleva a su lado, estoy seguro que se las puede arreglar el solo.
Salí del lugar y estaba preparado para dirigirme a la parroquia de los no muertos. Al entrar un gigante con armadura de acero me esperaba con una enorme maza y un escudo tan grande como él. Rompía mi balance muy fácilmente y estaba en una situación de estar recuperando constantemente con mi estus. Para empeorar las cosas una especie de hechicero que estaba en el piso de arriba comenzó a lanzar flechas de energía por una apertura de la habitación en la que se encontraba, por lo que tenía que estar al pendiente tanto de el gigante contra el que peleaba como de los molestos proyectiles del mago. Cansado le dí el golpe final y el gigante cayó. Me escondí en un lugar para que el hechicero dejara de lanzarme sus hechizos y funcionó, y al parecer no tenía interés en bajar.
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El joven no muerto
FantasyEsta es la historia de un joven aventurero victima de la maldición de los no muertos. Acompáñalo en su aventura sobre que le depara el destino y descubrir los secretos del ambiguo reino de Lordran.