Sobre el miedo.

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No decidí desperdiciar mi tiempo. Pasa que la ventana estaba abierta y el aire entraba fresco. Así me entiendo.

No soportaba la idea de esperar. Quizás no importaba cuánto, porque igual ya era tarde. Pero tampoco tenía tantas ganas de levantarme.

Tenía el pelo especialmente limpio y ordenado y no había nadie para que lo pusiera en palabras.

Fue la versión tácita de un día mágico. Y así fueron ayer y ayer.

Me bajé las medias, que no se vean. No son parte de mí. Porque no gustan. Están para que nadie las vea. Y son lindas. Así también.

Me até el pelo. Total...

No decidí tener hambre. Pasa que comer no es prioridad últimamente. Prefiero pensar en lo poco que me encanta pesar. Y lo mucho que sí comer. Cuando tengo hambre, y todo pa'dentro.

Y cuando no...Vivir y quejarse después.

Mitad de semana y no quiero pensar en el final. Pasa que me puede un poco. No debería porque son días y vuelven a empezar uno atrás del otro. Pasa que pasan. Y pesan.

No quería llegar tarde. Así que nada más llegué.

Y cuando vuelvo, la ventana sigue abierta pero el sol molesta. Me puedo desatar el pelo. Me duele la frente. Lástima que ahora está pinchado, "desanimado". Lo junto todo tipo bollito como para que no moleste y ahí queda.

No decidí desperdiciar mi tiempo. Otra vez. Pasa que tuve un día largo. Disfraz de casa y hasta mañana.

Me hace bien apretar play y decidir desperdiciar mi tiempo un poco.

Me duermo tarde. Otra vez. Total...

Vivir perdiendo el tiempo para poder querer perder el tiempo después.

Mañana llega igual.


No es un Poema de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora