Capitulo 3

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Mi sonrisa continuó por toda la cena, por lo cual tuve que contarles a mis padres la razón por la cual sonreía ya que ellos se mostraron preocupados por mi sonrisa continua. Cuando terminé el relato sobre el instituto, la charla con Nerea y la espera de la llamada telefónica, ellos se mostraron tan contentos como yo.

-Al final, comprarte tantos libros no fue una pérdida de tiempo - decía mi padre, mientras comía.

-Estamos muy orgullosos de vos, Luna - dijo mi madre, alegremente - Te dije que tus historias eran bastante buenas. ¿Imagínate? Si sos aceptada en ese instituto, no tendrás que volver a tu escuela, la que no te cansas de decir que no te ayudará en nada.

-Si es que soy aceptada... - comensé a decir, pero volvieron a interrumpirme.

-¡Obvio que lo van a hacer! Nos tienes locos con todos los libros que lees, tus historias, tus clases de escritura. ¡Este instituto te podría cambiar la vida!

-Podrías ser la escritora que tanto deseas ser - dijo mi padre, sin dejar ni un grano de arroz en el plato.

Y la verdad, coincidía plenamente con él: desde chica soñé con ser una escritora best-seller como las autoras/es de mis libros favoritos. Incluso publiqué varias de mis historias a traves de Goodreaders, ¡y muchos usurios empezaron a leerlas! Era un comienzo simple, pero iba ejercitando de a poco.

Si ingresaba al instituto, iba a poder realmente estudiar para ser la escritora que siempre había soñado. Tenía una increíble oportunidad para poder aprender todo acerca de hacer historias y que fueran posibles best-sellers en el futuro.

Mientras lavaba los platos, pensaba en como sería que una de mis historias fuera una de las más vendidas en el mundo. Aunque pensaba que la idea era como aguantar 20 minutos bajo el agua, ¿cuánto cuesta soñar? Esa llamada telefónica era todo lo que necesitaba.

Sin embargo, al día siguiente nadie de mi familia recibió ninguna llamada del instituto, pero me dije "Ya llamarán". Al otro día ocurrió lo mismo y los nervios comenzaban a acumularse. Pasó una semana y no tenía absolutamente ninguna noticia, en conclusión: comía, dormía y leía con el teléfono en la mano.

"Capaz que se hayan olvidado" me decía, pero cabía la posibilidad de que no se hubieran olvidado: sino que no querían invitarme. ¿Les habría gustado mis historias o solo lo dijeron porque estaba Nerea? ¿No me aceptarían?

El pánico se habia apoderado de mí, sin darme cuenta de que iba y venía de una pared a la otra, sin hacerle caso al vibrente sonido que provenía del telefono. Ya había salido, cruzado y dirigida a la puerta del living en busca de aire fresco, cuando escuché a mi madre hablando por el teléfono en perfecto inglés:

-...writing from an early age, we couldn't  even get him to stop reading just one hour to study! - decía ella, con carisma.

"Tienen que ser ellos" pensé casi saltando."¿Quién más no sabe que leía en vez de estudiar?" Me avalancé con todas mis fuerzas hacia la cocina, en donde estaba ella. Como no quería que me escucharan, trate de modular "¿Son ellos?" a mi madre. Ella desvió sus ojos del lavabo y me miró fijamente, mientras sonreía y asentía.

"¡Son ellos! ¡Me van a dejar probarme! ¡Voy a asistir al instituto!" pensé, llena de alegría y dando saltitos con los ojos cerrados. Luego los abrí, saludé a mi madre y cerré la puerta del living. Estaba casi a oscuras el pasillo del tercer piso. Corrí bajando las escaleras lo más rápido que pude, y salí del edificio.

Una hermosa tarde se alzaba ante mis ojos: no podía ser más perfecta. Seguí caminando por 2 cuadras cuesta abajo hasta llegar a la plaza central: una cuadra llena de todos los árboles que se puedan imaginar y con variedades de flores. Era el mismo lugar en que, muchas de mis tardes, la pasaba leyendo bajo un enorme sauce.

Adolescentes Lectores: Nunca pierdas las esperanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora