3.-Mi hermana

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En cuanto terminé de lamentarme por lo que acababa de suceder, decidí levantarme y continuar avanzando, a pesar de lo muy cansado que estaba.

Pasaron dos horas en tiempo normal, en el de ese extraño mundo, retrocedieron. No podía aguantar más. Caí al suelo y me dormí.

Tuve un sueño extraño, aunque no tanto como todo lo que estaba ocurriendo.

En el sueño aparecía yo, estaba en el mismo lugar, pero una voz masculina me hablaba. No sabía de qué, pero yo conocía esa voz.

- Iván - decía - ¿sabes qué haces aquí?

- ¿Quién eres? - respondí asustado.

- No te lo puedo decir. Poco a poco te darás cuenta.

- Necesito saberlo ya. Terminaré volviéndome loco.

- No te preocupes, cuando llegue el momento, lo sabrás.

- Pero eso no es lo único que quiero saber. También quiero saber qué es todo esto. Quiero saber qué hago aquí... Necesito explicaciones, explicaciones de verdad.

- Ya te he dicho que no te preocupes - dijo con un tono de voz ligeramente más agresivo - lo acabarás descubriendo, pero por ti mismo.

Fue lo último que dijo, a pesar de que yo seguía insistiendo, no volvió a hablar. Me desperté.

- ¿De verdad ha sido un sueño? - pensé - ¿O es que todo esto lo es? ¿Y si esa es la respuesta? ¿Y si lo único que pasa es que estoy soñado y tengo que despertar?

Al pensar en esa teoría me alegré mucho, pero esa felicidad fue interrumpida por otra voz, pero esta vez femenina, aunque también me resultaba familiar.

- ¡Socorro! - gritaba desesperada - ¡Que alguien me ayude! Me han encerrado y no puedo salir. ¡Socorro!

Me acerqué al lugar de dónde provenía la voz. Había una casa, pero una casa normal y corriente, no de esas que colgaban del cielo. Era mi casa.

Intenté abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave. Introduje las manos en los bolsillos de mi chaqueta y de mis pantalones. No había nada. No tenía mis llaves. Me senté en el suelo e intenté encontrar una solución. Pero pensé que todo esto podría ser una trampa.

- ¿Iván? ¿Eres tú? ¡Qué alivio! Por favor, hermanito, ayúdame.

- ¡Marín! ¿Qué ha pasado? ¿Quién te ha encerrado?

- Ha sido mamá. No me preguntes cómo ni por qué. Ya sé que está muerta, pero ha sido ella. Por favor, necesito salir de aquí. No sé dónde ha ido, pero me ha encerrado. No ha dicho absolutamente nada, solamente me miraba.

- Marín...

No podía creerlo. Mi madre, la misma que anteriormente había aparecido a pesar de todo, había encerrado a mi hermana en casa. Y lo había hecho sin decir nada, mirándole, sin más. Igual que a mí me miraba sin decir nada.

Le di constantes y agresivos golpes a la puerta hasta lograr abrirla, pero no me encontré lo que me esperaba. En el interior había una única sala, y mi hermana no estaba. Nunca había estado. Sentí que alguien me empujaba. Caí dentro de la sala y me encerraron. Tal y como había pensado, era una trampa.

Sin rostroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora