Hace mucho tiempo atrás, cuando la guerra en Iryalia había comenzado, el rey Volga tuvo a su primer hijo, de nombre Naagram. La gente pensó que era un regalo de los Dragones y que brindaría la paz a los siete reinos de Lybernes. No estaban equivocados, pues los Dragones habían escuchado las demandas del rey y el odio desapareció de los reinos. Pero esto sólo duró un tiempo...Ocho años después, el rey tuvo a su segundo retoño como regalo de paz de parte de los Dragones. Un niño de ojos oscuros, cabellera larga, plateada y piel muy pálida, se llamó Remenar. Al día siguiente, Los Videntes, los ancianos que todo lo ven, hicieron su aparición en Iryalia, con malas noticias para el Rey, el reino y Lybernes. Uno de ellos, el más viejo, se arrodilló ante el rey y transmitió públicamente sus profecías:
"Volga. Tu hijo Naagram no está destinado a ser tu sucesor, pero Remenar lo está. Tendrás una última ofrenda de parte de los Dragones, y escucha a este viejo bien: Naagram es en realidad un peligroso dragón sanguinario."
El miedo y el silencio se adueñaron de la estancia por un tiempo. Los guardias echaron inmediatamente a Los Videntes por órdenes de Volga, pues no quería creer en el destino que se le había encomendado, estaban atemorizados.
Cuatro años después, Sieg, el último hijo fue ofrecido al rey por los Dragones, tal como Los Videntes lo habían mencionado.Volga entonces supo que era cierto, Sieg era entonces el último hijo del que el Vidente le habló y no tuvo otra opción más que revelarle verdad a Naagram, ya con doce años de edad. La ira y la envidia lo poseyeron al oír las palabras del rey. Le crecieron cuernos y garras, se marcaron algunas escamas en su cuerpo, y en sus ojos se veía una furia que ardía, un odio insano. La sangre dracónica hervía en sus venas y se dirigió rápidamente hacia su pequeño hermano Remenar, que, con su mirada fría y penetrante, el pequeño lo observaba sin temor. Intimidado, Naagram le quemó los brazos al niño con fuego y aún así se mostraba indiferente.
Pero lentamente, Remenar se fue acercando hasta enfrentarlo. Naagram, atemorizado, no logró moverse, por lo que sin piedad, Remenar con un simple movimiento hizo que su hermano perdiera ambos ojos. Los aullidos de dolor resonaron por todo el castillo.
Volga, horrorizado, se vio forzado a desterrar a Naagram de Iryalia para siempre.
Antes de su partida, Remenar le ofreció su ojo derecho a su hermano, el cual aceptó sin remedio y con mucha vergüenza.Nadie sabe a dónde huyó Naagram, pero gracias a su ojo, Remenar y Sieg pueden sentir su presencia en algún lugar remoto de Lybernes, un lugar donde se asegurará que jamás lo puedan hallar.
—¡Otra vez! —exclamó Sieg con una gran sonrisa en el rostro.
—Vamos Sieg, ya es hora de dormir. Mañana Seth vendrá y jugará contigo en el jardín. —contesté.
—¡Sí!Me despedí de mi hermano menor y me dirigí al trono de mi padre. Un majestuoso trono, con un respaldo mullido de terciopelo rojo y tallados excepcionales en oro macizo. Mi sueño es sentarme ahí, ser el Rey Supremo y ver el reino de Iryalia completamente a mis pies. Sé que lo lograré. ¿Acaso no sabéis quién soy yo?
Recordad mi nombre, pues yo soy Remenar de Iryalia: El Verdadero.*Foto: Dibujo de Naagram (a los 12 años)
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Drakelied
FantasyLa guerra de los reinos está en sus peores momentos y Remenar se está acercando al poder. Sus lunas para ser Rey están contadas, pero llegar al poder no será algo sencillo, pues su padre lo pondrá a prueba para averiguar si es realmente digno del tr...