Mi estómago comenzó a rugir.
—Puedo deducir que tienes hambre, Rem.
Qué gusto da tener amigos así.
—Sí.
—Pues ahora te aguantas hasta el altar. Un verdadero rey nunca descansa.Lo miré con desgana y detuve el galope de Negus.
—Hasta el mejor rey de todos merece un descanso. Venga, Seth...—y ni siquiera soy rey todavía.
Al detenerse, se dio vuelta y me clavó una mirada de picardía.—Tú lo que realmente quieres es ver a esa chica, ¿verdad? —me sonrojé.— Venga, seré bueno contigo por esta vez. Entonces nos quedaremos esta noche, conozco un buen lugar.
Descendimos de nuestros caballos y nos aproximamos a Listh.
La chica que habíamos visto se acercó temerosamente.
—¿Quienes sois? No venis acaso a sembrar el caos por órdenes de reinos vecinos, ¿verdad?—
Nos miró de manera desafiante y sacó una desgastada y oxidada daga de su vestido.—Hablad ahora, o no tendréis tiempo para unas últimas palabras antes de morir. En la guerra todo vale.Seth dio un paso adelante y se arrodilló con ambos brazos cruzados en el pecho.
—Venimos desde Halgen a hospedarnos aquí. Mi nombre es Seth, y venimos a hospedarnos en el lugar de Insarys, un viejo amigo.
Seth es realmente increíble. Es como si lo tuviese todo planeado, dado a que siempre sabe qué hacer en cualquier situación.—Lamento mucho mi severidad, Jadanes.—su rostro se relajó.—Seguidme, os lo pido.
Jadan es un término que se utiliza en el sur para designar a un caballero.
Guardó su cuchilla y nos condujo por el pueblo.
El suelo era arenoso, por lo que la vegetación no abundaba especialmente. Había bordas, chozas, establos y una torre de vigilancia hecha completamente de piedra y arcilla. También, en el centro de la aldea, había una zona de comercio donde se concentra la mayoría del pueblo.—Aquí se celebran los festivales. Por muy pequeña que parezca la aldea, hay mucha gente y todos nos conocemos entre nosotros. Somos realmente unidos, también por eso siempre sabemos quien es de aquí y quien no.
Vaya. Gente así de unida debe ser muy agradable.Atravesamos estrechos callejones hasta llegar a una casa de piedra bastante grande, con un portón enorme y un techo de madera. La chica de ojos cristalinos se volteó hacia nosotros.
—Alejaros unos pasos atrás.—advirtió.
Retrocedimos un poco, y entonces el portón se hizo trizas. Tras lo acontecido, un anciano apareció entre el polvo. Este era delgado pero musculoso, y no llevaba ni una túnica ni algo que cubriera su torso. Se podían notar heridas y cicatrices.Seth se quitó la capucha.
—¡Honorable Seth!—el anciano sonrió.—pero qué agradable sorpresa teneros aquí de vuelta.
Nos acompaño hacia adentro. Me di vuelta y el portón extrañamente estaba ahí de vuelta. Había un pequeño pasadizo con antorchas y blasones antes de llegar a la recepción. Había un segundo piso, casi todo era de piedra y madera.
—¿Qué os trae a Listh nuevamente?—preguntó el anciano.
—Nos dirigimos hacia el altar de Iryalia, no muy lejos de aquí, pero la noche cae y estamos exhaustos.
—Os podéis quedar aquí todo lo que queráis. Veo que habéis conocido a mi hija, ¿verdad?—dijo Insarys, sonriendo amablemente.
—¡¿Su hija?!—exclamamos Seth y yo al unísono.
—Así es. Insarys me encontró hace años cerca de aquí, al borde del lago, cuando era tan solo una cría. —aclaró la chica.
"Maldito sea quien la haya abandonado" pensé.
Llegamos al interior y tomaron asiento a excepción de Seth y yo. Dejamos a Negus y a Witte al lado nuestro.
—Joven de cabellos blancos, ¿quién sóis vos?
Miré a Seth, esperando a que supiese lo que pienso. Negó discretamente con la cabeza, entonces supe que debía seguir ocultando mi identidad.
—Mi nombre es Narem, soy un Jadan de Helgen, el pueblo vecino. Acompaño a Seth en su camino al altar.
Mentí sobre mi nombre, venimos de Vjerdamur, y no soy un Jadan, soy un príncipe.
—¿Por qué sólo tenéis un ojo al descubierto?
Fruncí el ceño y miré para abajo. Pensé.
—Soy ciego, señor Insarys.—aseguré, levantando el pelo que cubre el ojo oculto. Lo cerré para que nadie se diera cuenta y así pasar inadvertido.
—Ya veo.—dijo el anciano y cerró los ojos con mucha pena.
—El mundo es algo tan precioso que vale la pena ver con ambos ojos... Lamento vuestro estado, joven. Llamaré a mi asistente para que os atienda.
Insarys tomó un largo instrumento hecho de hueso con el que creó un sonido ensordecedor.
Un hombre joven de cabellos rojos bajó las escaleras rápidamente.
—Hyzain, a vuestro servicio.
Tenía una expresión cansada, casi inexpresiva, como si nunca tomase un descanso. Sus ropajes estaban rotos y desgastados.
—¿Dónde dejaremos a nuestros caballos?—preguntó Seth.
—Detrás hay un establo donde podéis dejar a vuestros caballos mientras descansáis. Vuestras habitaciones están en el segundo piso, en la puerta de la izquierda y la derecha. Disfrutad de vuestra estadía.
—De acuerdo, muchas gracias.—asintió.
Subimos por las escaleras e ingresamos a nuestras respectivas habitaciones. Me despedí de Seth y me lancé sobre la cama. Tenía hambre, pero estaba demasiado cansado.Hyzain me era extrañamente familiar... ¿Por qué? Nunca antes lo había visto.
Pero hay algo en él que me agrada.
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Drakelied
FantasyLa guerra de los reinos está en sus peores momentos y Remenar se está acercando al poder. Sus lunas para ser Rey están contadas, pero llegar al poder no será algo sencillo, pues su padre lo pondrá a prueba para averiguar si es realmente digno del tr...