Capítulo 7.

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Observo mi reflejo en el espejo. Y me sorprendo de lo que hay. Hace mucho tiempo que no sabía lo que era un vestido de gala y unos tacones de 15 cm. Me había acostumbrado a mis jeans rasgados y a mis converse.

- ¡Lee!- Grito desde mi habitación. La única imperfección que era notable era el estúpido yeso que se encontraba en mi brazo.

- Di... Wow, te ves preciosa El.- Dijo ensimismada. Hice una mueca y comencé a jugar con mis manos.

- Esto es absurdo. Este vestido no cuadra con esto.- Dije reparandome una vez más en el espejo.

- Dejate de estupideces, estas hermosa y un puto yeso no va a impedir que salgas esta noche con nosotros. Joder mujer, tienes 21 años deja de vivir en tú pasado y disfruta de la vida. De lo que tienes, de tus atributos y de los lujos que te puedes dar. No dejes que todo quede ahí por errores que ya no existen. Ahora, ¿Donde estas tus lentes de contacto?

Le sonrió orgullosa de ella y le doy un gran abrazo al borde de las lágrimas.

- Gracias Lee, te quiero.

- Yo también. Ahora deja que mis manos terminen con esta preciosa obra de arte.

Suelto una carcajada y luego de señalarle a Lee el lugar donde estos se encontraban guardardos empezó con el maquillaje.

Me comenzó a contar que Cristián fue quien nos había invitado a esa fiesta. Era un cumpleaños de alguien importante o algo así por el estilo.

- Bien, que interesante. Muchas personas viéndome con mi hermoso y fabuloso, además de sensual, yeso.- Dije sarcástica. Ni siquiera habíamos llegado al lugar y ya mi humor estaba del otro lado.

- Relajate El por favor. Todo estará bien, si?.- Escuchó el leve murmuro de seguridad que me da Lee y le dedicó una de mis mejores sonrisas.

Luego de terminar las dos nos encontrábamos listas y ya Cristián se encontraba de regreso con un hermoso traje gris.

- Hola guaperas.- Le saludo con un guiño.

Observo su mirada y me he percatado que ha quedado en Lee. Su mirada es transparente y sincera, aquí entre estos dos hay magia.

Genial, comenzaré con una canción de Beethoven.

Luego de unos segundos y de un carraspeo por mi parte los dos salen de su burbuja y Cristián me devuelve una sonrisa de disculpa junto con un guiño. Bien, con eso me conformo.

Al salir de hotel camino lento acostumbrandome a la sensación de los altos tacones y observó a Lee caminar con naturalidad. Como la envidio en estos momentos.

Tomo aire y cuando quiero llegar al lado de estos dos ya una hermosa limusina negra estaba parqueada frente a nosotros. Cristián nos abre la puerta y nos sonríe a cada una.

Que caballeresco de su parte. Por lo menos no me hace sentir que estoy demás entre ellos dos.

Partimos rumbo al lugar desconocido mientras los tres nos sumergimos en una conversación referente a el fabuloso clima de Puerto Rico y a su excelente gusto por la música como lo es la salsa.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2017 ⏰

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