Capitulo 2.

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Avalanche - Bring Me The Horizon

Me retracto, pienso y le sonrío cínicamente a la persona que quiero estrujar con mis manos en estos momentos.

- Dejate de gilipolleces Ed, no estoy para tus comentarios fuera de lugar - Le dije de manera indiferente mirando por la ventana y con mi mano derecha colocada en mi barbilla.

El profesor Clerk se estaba demorando y nadie sabía porque. Ese que es más puntual que novia fea... Observo mi reloj y busco mi cuaderno de dibujos, disponiéndome a hacer una imagen que hace días llevaba vagando en mi mente.

La acomodo, la analizo y borro. Su espalda debe de estar más arqueada, mas definida. Hago girar el lápiz en mi labio inferior y veo entrar al profesor más odioso de este planeta con una sonrisa de oreja a oreja.

Wow. ¿Sera que su esposa por fin le dio lo que le llevaba negando 4 meses?

Su saludo fue cordial (como siempre) y me busco con la mirada.

- Señorita Morón. ¿Nada nuevo que compartir con la clase?- Pregunto de manera irónica sabiendo el efecto asqueroso que provocaba en mí.

- Paso esta vez.

-Bien. Tengo algo planeado, una idea que me acaba de surgir. Me aparece muy interesante debido a que la mayoría de las personas aquí presente piensan con las hormonas - La mayoría del salón estalló en carcajadas. Que patético. - Tienen dos meses. Precisamente dos meses para presentar su trabajo, exponer su idea y plantear su tesis respecto al siguiente tema. - Dijo mientras encendía el vídeo beam.

- Quiero que exploren el verdadero sentido del placer - Mostró la primera imagen.- Observen aquella mujer. Delicada, esbelta, feminista. Quiero que capten lo mejor que puedan.- Mostró la siguiente imagen e inmediatamente me cautivo por completa. Era hermosa, representativa, tentadora. Era el placer de entregarse a una persona por completo.- Observen ahora sus rostros, la manera en que los cuerpos se ciñen. Es todo magnifico. No cómo el porno barato que muestran en las redes sociales.- abrió un paréntesis, nuevamente con sus chistes malos y no entendía porque aún así la gente se reía.

Apunte lo necesario y me dirigí al baño al momento en que finalizo la clase. Necesitaba un porro urgente. Me encerré en la ultima cabina y comencé a consumirlo mientras mi mente se relajaba y mis ojos vagaban en el techo blanco de este lugar.

Saqué mis auriculares del bolso, lo conecte a mi ipod y deje que Avalanche de BMTH inundará mis oidos. Deje que la música se instalará a mi cuerpo y para el momento en que regresé al lugar donde me encontraba iba 15 minutos tarde a mi siguiente clase.

Recojo todo rápido, acomodo mi cabello y mis gafas y finalizó con un poco de loción. Salgo corriendo, subiendo escaleras por doquier y maldiciéndome por no haber dormido nada ayer.

Llego al salón con el corazón en la boca y espero a que se normalice mi respiración. Uno, dos, tres. Tocó la puerta.

Muevo mi pie impaciente y espero considerando que ha pasado más de un minuto, o sencillamente estoy exagerando y han pasado sólo unos segundos. La puerta se abre y todas las miradas se posan en mí. Eso lo detesto profundamente. Bajo la mirada y me encuentro con la voz de la Mr. Fraylinch insultándome por haber llegado tarde.

Decido callar mis palabras y fulminarlo con la mirada cuando ya se ha olvidado por completo de mí. Estúpido viejo.

Comienza con su carreta de historia antigua y me dispongo el resto de la clase a pelear conmigo misma porque mi mente se dividía en prestar atención a la clase y pensar lo rica que debería de estar mi cama esperándome con los brazos abiertos.

Rebusco en mi bolso un dulce, una goma de mascar. Algo que me distraiga para poder aguantar la hora aquí.

Uno, dos, tres, cuatro. Perdí la cuenta. ¿Que será de mi hermano mayor? ¿Como estará Lou? ¿Me extrañaran?

Lentamente viene a mi mente aquellas personas que sin saberlo complementan mi corazón. Las amo demasiado como para hacerles tanto daño, y por eso me encuentro al otro lado del país

Mastico con más fuerza y escucho el sonido del timbre finalizando al fin mi jornada de clases.

Copio la tarea lo más rápido posible y tiro todo en mi bolso, saliendo disparada hacía mi habitación.

Han pasado 10 minutos y yo ya me encuentro rodeando la esquina de la columna donde se encontraba mi habitación.

318. Al fin. Sólo me dividía de mi cama una maldita puerta. Saque la llave, la introduje en la hendidura y entro encontrándome con la sorpresa de Lee cabalgando otro pene.

Mire el salto sorprendido de mi amiga y la manera en que su acompañante se tensaba bajo su cuerpo.

- Joder Lee, te he dicho que en el bendito cuarto no hagas tus porquerías.- Dije saliendo a toda velocidad y sentándome en el piso del pasillo con mis cuadernos en el pecho.

Solté un resoplido y escuché la carcajada estúpida de Lee.

X. E. S. +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora