Capitulo 5.

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- Te he dicho que no
- Que si
- ¡Que no maldita sea!

Estoy segura de que nuestros gritos se escuchaban por todo el pasillo. Estábamos discutiendo Lee y yo nuevamente y sólo por un traje de baño.

- No me pondré esa cosa con un puto yeso en mi brazo. Pensarán que estoy loca.

- A la mierda lo que piensen, te lo llevaras y punto.

Dijo tirándolo en mi maleta apuntó de darle un lapso mental y a mi un paro cardíaco. Personas más terca que nosotras ninguna.

Me mantengo firme y lo sacó cuando está distraída empacando su maleta.

- Mierda. Eso duele.- Dije mientras me sobaba la cabeza. Me ha tirado una tapilla.

Me fulmina con la mirada y cierro la maleta decidida. Esta vez he ganado yo. La ignoro y me dirijo hacia mi armario para buscar mi ropa interior.

La introduzco toda sin organizarla y observo la pequeña caja plateada. ¿La llevaré?

Muerdo mi labio inferior y observo a Lee hablar por teléfono más emocionada que nunca.

La guardó sin que se de cuenta en mi maleta y salgo de la habitación dirigiéndome hacia donde estaban el resto de compañeros.

Me monte en el bus, y busqué un asiento doble para guardarle el puesto a Lee.

Pegue mi cabeza junto a la ventanilla y saque mi ipod para escuchar musica. Coloque el modo aleatorio y la voz de Adele inundo mis oídos a las 5 de la mañana. Que relajante.

Cerré los ojos y sólo sentí cuando el cuerpo de Lee se pegó junto al mio para caer en un profundo sueño.

*

-Despierta. Ya llegamos al aeropuerto.- Escuche decir a Lee.

Parpadee varias veces y salí a toda velocidad para agarrar mi maleta.

Una vez adentro, con pasaporte y con el directivo de la universidad y los múltiples profesores nos ubicaron a todos en un mismo avión.

A17. Era mi asiento. Lo busque rápidamente y junto al A16 estaba Lee. Bien, mucho mejor así.

Le Sonreí a Lee y le dije para cambiar de asiento. Quería la ventanilla. Acomode mi brazo para que no me molestará y me dispuse a ver cómo el avión partía rumbo a mi hogar.

Los nervios comenzaron a crecer a medida que pasaba el tiempo.

8 horas demoraba el viaje. 8 horas para volver al lugar donde nací.

Pase todo el viaje riendo con Lee. Está saliendo con el guaperas, o más bien Cristián, y eso realmente me encanta. El me cae demasiado bien.

- Y bien, ¿Ya lo hicieron?- Le pregunte de manera picará mirando como se ruborizaba.

- No, bueno sí.- Dijo nerviosa.- Emm, si pero no, ¿Entiendes? No me la ha metido pero hemos jugado mucho.

Solté una carcajada. Realmente la trae loca.

- Shh, callate. Deja la bulla.

Cambie de tema enseguida. El profesor Fraylich se había colocado de pie y lo que menos quería era que viviera con sus absurdas charlas sobre la madurez.

- ¿Piensas quedarte en casa de tus padres todo este tiempo?.- Le pregunté rogando en mi interior de que dijera que no.

- No lo creo, sólo los iré a visitar entre semana. De todas maneras tengo que verlos, me hacen mucha falta.

- Bien.- Asiento y me dispongo a mirar por la ventanilla cómo las nubes acompañan al radiante sol.

Miro la hora en mi diminuto reloj (que por cierto no veo nada) y observo que faltan 3 horas para aterrizar.

Bien. Dormire un poco.

*

Abro mis ojos y lo primero que observo es un gran mar. Hemos llegado, me emociono y veo a  la gente diminuta, corriendo de aquí para allá.

Giró la cabeza y me encuentro a Lee dormida en mi hombro.

- Hey.- La zarandeó un poco.- Lee...- No se levanta. Está tiene el sueño más pesado que un hipopótamo (realmente no se si los hipopótamos son pesados para dormir xD)

La muevo un rato más y al no tener resultado le grito en el oído.

- ¡Lee!

- ¡Ah! ¡Ya estoy aquí!- Grita asustada y con los ojos casi afuera de sus órbitas.

Todos los presentes sueltan una carcajada y esta apenada agacha la cabeza y me muestra el dedo corazón.

- Señoras y señores por favor ajustar sus cinturones. Bienvenidos a Puerto Rico.- Dijo la azafata.

Todos hicieron lo indicado y al momento de aterrizar fui una de las primeras (junto con Lee) en salir.

Al salir lo primero que sentí fue en calor, el fascinante calor junto a la buena salsa de esté lugar.

Se sentía tan bien volver.

Le sonrió a Lee y observó que suena su teléfono. Se aleja un poco de mí y observo que está muy emocionada hablando.

Escuchó durante un rato al director diciendo las precauciones y aclarandonos el porque estábamos aquí.

"Sólo cosas de estudio". Si claro.

Lee se coloca al lado mío y agarra mi antebrazo. Se le ve muy sonriente.

- ¿Me puedes explicar a que se debe tanta felicidad?.- Le susurré disimuladamente.

- Mira hacia atrás.

Gire mi cuerpo y me encontré con la sonrisa de Cristián.

Genial, ahora estaré de violín entre estos dos.

X. E. S. +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora