Capitulo 3.

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Caí en los brazos de mi morfeo. En un profundo sueño.

Frote mis ojos y vi que aún era de noche. Observo en la penumbra mi ropa y me doy cuenta de que todavía tengo la ropa de esta mañana. Doy un gran bostezo y me dirijo al baño a hacer de mis necesidades. La calor en este lugar cada vez crece más.

Con los ojos aún adormilados miro mi armario y recuerdo al pequeño pato que está escondido en lo profundo de este. Una sonrisa sale de mis labios. Aunque no es lo esperado sirve para algo.

Lo buscó con el menor ruido para no despertar a Lee, y cierro la puerta con pestillo. Mientras me deshago de mis prendas espero a que la bañera se llene y me introduzco en ella, dejando que el agua relaje mis músculos.

Dios. Que bien se siente esto.

Cierro mis ojos y mi mano empieza el recorrido por todo mi cuerpo. Me agrego jabón lentamente, en pequeños círculos, mimandome yo sola (lastimosamente)

Al momento en que llegó a mis penzones los masajeo suavemente, en pequeños frotes y por último le doy un pequeño pellizcón. Un pequeño gemido sale de mi boca. Repito aquella acción una y otra vez, hasta que estos están duros, a merced de mi mano.

Introduzco al pato en la tina y lo coloco en mi punto de placer, cerrando los ojos y dejandome llevar por las pequeñas descargas que este me provocaba.

Mordí mis labios. Lee me podía escuchar. Subo una velocidad más y mi cabeza cae en el borde de la tina.

Con mi otra mano juego con uno de mis penzones y repito esa acción hasta que mi mente se nubla, mis músculos se contraen y mi cuerpo al final explota dejando mi cuerpo inerte en la tina.

Uno, dos, tres. Espero que mi respiración se regule. Abro los ojos y con un poco de shampoo en la mano comienzo a masajear mi cuero cabelludo (cabeza). Dejo que mis manos hagan el trabajo durante un rato y cuando considero que es suficiente, enjuago mi cabello y salgo de la tina.

Me seco y busco otra toalla para colocarla en mi cabeza. Salgo del baño y miro hacia la ventana dándome cuenta de que el alba ya se estaba asomando. ¿Tanto dormí? Que bien.

Devuelvo el pato al fondo del armario y busco mi pijama.  No tenía clase sino hasta las 2.
Me quite la toalla y sentí que alguien me observaba. Por un momento pensé que estaba sola pero recordé ver a Lee antes de meterme al baño.

Giré mi cuerpo encontrándome con los ojos más verdes que pueden existir.

Que carajos. Mi cuerpo cayó de bruces al piso y la habitación se inundó de la carcajada escandalosa de Lee.

Se doblaba casi llorando en la cama y al momento en que quería decir algo estallaba nuevamente en pura carcajada. Termine riendome junto con ella.

- Callate hey, levantarás a todo el pasillo.- Le dije ya mas calmada.

- Es que debiste ver tu cara, fue épica.- Dijo limpiándose las lágrimas. Hasta lloró la dramática esta.

Le mostré el famoso dedo del medio y ella me sacó la lengua. Que infantería la nuestra.

*

Llevo más de 10 minutos esperando a Lee y nada que baja. Muevo mi pie impaciente y pienso en las miles de formas que puedo matarla por hacerme esperar tanto. Exagerada, lo sé. Sólo un poco.

Paso la música de mi ipod y dejo que la voz de Ed Sheraan inunde mis oídos a las 6:00 de la mañana. Que delicia.

Veo bajar a Lee con sus zapatillas en la mano y la fulminó con la mirada mientras está me devolvía una sonrisa de disculpa.

Mientras discutíamos sobre diversos temas se le ocurrió a Lee la absurda idea de salir a correr ahora en la mañana, ya que las dos estamos libres. Según ella he perdido mis encantos y realmente no me importa. Sólo lo hice para no quedarme sola y encerrada en el cuarto. Aveces eso me aburría demasiado.

Cuando estuvo lista partimos rumbo al camino ya trazado y con nuestras payasadas por toda la calle empezamos a trotar.

30 minutos y ya me estaba muriendo. Definitivamente me faltaba físico. Llegamos al parque de la ciudad y nos detuvimos en un pequeño bebedero. Mi cuerpo necesitaba agua urgente.

Nos sentamos en el cesped calificando a las personas y poniendoles un apodo, para luego estallar en risas. ¿Ven que si somos infantiles?

Luego de 10 minutos así nos ponemos de acuerdo para ir al starbucks más cercano y desayunar.

Nos abrazamos y comenzamos a saltar cómo conejos mientras nuestro alrededor nos miraba por encima del hombro, considerando que eramos raras o sencillamente nos habíamos drogado muy de temprano.

Le pegué una nalgada a Lee haciendo que soltará un grito ahogado y una carcajada de mi parte.

- Me las pagarás perra.

Le tiré un beso en el aire y salí corriendo cuando sentí que venía atrás de mi.

Había un semáforo. No me había percatado en que color estaba, sólo estaba pendiente a que Lee no me alcanzará.

Crucé la cebra a otra velocidad y de repente sentí algo que me sacudió, me golpeó.

Escuché el sonido de las llantas al frenar en el seco y sentí cómo mi cuerpo caía al piso bruscamente.

- Joder, joder, joder...- Escuché decir a alguien. Una voz muy desconocida para mí.

- La mato! Joder, la ha matado.- Escuche decir a Lee paranoica. Conocía cuando estaba asustada.

Intenté abrir mis ojos pero sólo logre desconectarme por completo de mí.

X. E. S. +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora